Respetar el voto ciudadano es acatar la Constitución
22 jun 2010
Por: Armando Mariaca V.
Vivir en Democracia es sujetarse a lo que manda; no es, en forma alguna, una pose demagógica o un juguete con el que se puede jugar conforme a las conveniencias. El pasado 4 de abril, el pueblo votó -como tantas veces lo hizo en los últimos diez años- y lo hizo consciente, honesta y responsablemente, haciéndose ejemplo no sólo para los indiferentes que no votaron sino, muy especialmente, para las autoridades que, en sus hechos, muestran muy poco lo que significan los resultados de las ánforas.
Esos resultados no fueron como esperaba el Presidente y menos su partido; esperaban -y así les hicieron creer los áulicos- que serían muy superiores al 60% y que todos ganarían para ser prefectos, consejeros, alcaldes y munícipes; pero, el pueblo mostró sus preferencias y no todos colmaron las aspiraciones del MAS: hubo, como es lógico, ganadores pertenecientes a otras corrientes y, en casos, con alta votación.
Los resultados no convienen a un sólo partido que se cree único y que se siente con derecho a todo porque “los demás habrían perdido toda perspectiva en este país”. Lamentable equívoco, pero la ciudadanía no siente igual y tampoco acata consignas, órdenes o presiones con amenazas. La ciudadanía consciente y responsable vota y lo hace por quienes cree que debe hacerlo. Ese voto debe ser sagrado para todos porque así reza la Constitución que es la Ley de Leyes.
Nadie, por autoridad que tenga, puede contradecir lo dispuesto por la Carta Magna y la voluntad del pueblo; sin embargo, ahora se pretenden desconocer resultados electorales tanto porque los ganadores no pertenecen al MAS o porque “hay cargos pendientes contra ellos” sin que exista sentencia judicial ejecutoriada cual manda la Ley de Leyes. ¿En qué quedamos si no se acata lo que debe ser base de toda decisión? ¿Cómo se puede hablar de acatamiento a las leyes si se las viola de acuerdo a las conveniencias?
Conforme pasaron los días, hasta ser años, desde enero del 2006, ni el Presidente ni su partido se resignan a que es mejor vivir conforme a la Constitución y las leyes; creen, obnubilados por su soberbia, que todo el pueblo boliviano debe estar supeditado a lo que digan o hagan quienes tienen ahora el poder político, social y económico. Triste equivocación porque la libertad, el gran don que Dios otorgó al ser humano, aún está en la mente, el corazón y la voluntad de todos los bolivianos.
El alcalde de Sucre resulta, en las actuales circunstancias, el primer vetado porque no es de satisfacción del MAS “ya que tiene obligaciones con la justicia” cuando ésta aún no ha juzgado y menos dictó sentencia alguna. Las reacciones no se dejaron esperar y fue el pueblo -especialmente su juventud- que reclamó airadamente la injusticia de haberse defenestrado al alcalde elegido por el voto mayoritario. Lo lamentable es que no faltaron los excesos -de la Policía y de los manifestantes- que llegaron a extremos que lastiman.
Luego de Sucre, se dice que “ahora viene Potosí” con lo que el alcalde elegido por mayoría de votos, estaría en la “lista negra” de los no satisfechos y que buscan ganar “a cómo dé lugar”, con tal de contar con el poder absoluto. ¿Qué modo de practicar Democracia es este? ¿Hasta cuándo entenderemos que más que a nadie conviene al Gobierno que vivamos en paz y concordia? ¿No es mejor que se respeten las leyes, que la armonía y el entendimiento reinen en todo el país? Es de esperar que no haya más excesos de los que se han sufrido. Respetemos la Constitución y las leyes si realmente queremos vivir en Democracia.
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