El hecho es que esa serie de hechos que se producen en los paÃses de habla hispana y de raÃces peculiares en su conformación de naciones, se concatenan y el problema deja de ser estrictamente "nacional" y se convierte en un conflicto regional geográficamente hablando y sopesando la injerencia de algunos casos en perjuicio de otros, solo por el efecto de proximidad o por la presión que quisieran y no pueden imponer algunas administraciones polÃticas.
De Norte a Sur y a la inversa de abajo para arriba, los conflictos se dejan sentir, unos con mayor fuerza, otros "capeando el temporal" y algunos poniendo lÃmites ante la arremetida de solitarios amigos, que eluden el respeto a organizaciones internacionales que cobijan a las naciones de un continente que no puede dividirse sólo por consignas o compromisos sectarios.
La vecindad desarrollada en el mejor sentido de la solidaridad y fraternidad, no puede alterarse por caprichosas condiciones que plantean ciertos lÃderes polÃticos, cuando en los hechos no hacen práctica de tales ideales al interior de los paÃses que gobiernan, de ahà que, librepensantes de nuestro continente latinoamericano, proponen una gran cumbre de los organismos de la región, para depurar los factores adversos y alentar los ideales de paz, unión, confraternidad e integración
Lamentablemente todavÃa hay en este continente resabios de polÃticas conservadoras, por un lado o las emergentes con signos de extremismo en otras latitudes, pero generando de una u otra forma, inquietudes, conflictos, alteraciones y atentados contra derechos fundamentales, en un afán de imponer caprichosas polÃticas dominantes, que ya salieron del esquema de las dictaduras, las de derecha y con más fuerza en las izquierdas que paulatinamente están buscando ubicación en un centralismo de respeto a derechos y libertades, que son las nuevas condiciones para alcanzar convivencia, con respeto y dignidad.
Todo pasa por nuestro continente, lo que proviene del Norte, lo que llega de Europa, lo que se impone desde el sector asiático, tiene gran mercado en este vasto territorio de economÃas diversas, de múltiples intereses sectoriales y de arraigadas ideologÃas, pocas, pero todavÃa persistentes, aun resistiendo un cambio, que comienza aflorar en nuestras jóvenes naciones progresistas, donde cada vez es más difÃcil sostener los regÃmenes autoritarios, y los esquemas que develan mayores hechos y signos de corrupción.
Es tiempo de unir esfuerzos para desterrar los signos que nos separan, trabajando por objetivos de unidad, con fraternidad y solidaridad, como avizoró el idealista de la gran patria latinoamericana.
Fuente: LA PATRIA
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