Jueves 31 de mayo de 2018
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La represión con el propósito de imponer medidas o acallar protestas es parte de la polÃtica de los autoritarios. Y, una vez desatada la violencia, se pretende que, a través del diálogo, se abandonen las demandas. Un caso reciente: el acosado régimen de Daniel Ortega, que luego de que sus huestes causaron más de 80 muertos entre estudiantes y otros ciudadanos que reclamaban democracia y libertad, habÃa aceptado buscar conjuntamente una fórmula de solución aceptable a la grave crisis que sufre ese paÃs, decidió suspender indefinidamente el diálogo establecido con el auspicio de la Iglesia Católica, con la insólita justificación de que lo que se planeaba era una "ruta para un golpe de Estado". Asà rechazó las bases planteadas por la oposición, en especial por los estudiantes. Frente a esto, la ciudadanÃa, por su parte, ha resuelto seguir protestando en las calles.
Calificar reclamaciones y protestas como "rutas para golpes de Estado" se ha convertido en costumbre de los autócratas. Con este falso argumento se procura encontrar delitos o complots tras las demandas, procurando asà justificar la represión, supuestamente para salvar a un régimen que rechaza la ciudadanÃa, o para justificar medidas antidemocráticas.