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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 Paisaje, soledad y pedagogía - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
¿Desde cuándo se recuerda en Bolivia el día del maestro? Hay una fecha indicativa en el calendario. El paisaje ha cambiado con el invierno; se siente más frío en la exterioridad física, y a veces también en el interior del alma; la coincidencia es pura casualidad. No es bueno ser fatalista, pero es cierto que en ese marco existencial la figura del maestro induce a reflexiones.
Una escuela sin maestro no es escuela, lo será en tanto allí haya quien enseñe algo. Es un privilegio y es una condena el ser maestro en Bolivia. ¿Sólo en Bolivia? Yo no sé. También hay un maestro carpintero, zapatero, albañil, etc. Hay muchos maestros. Aquel que se recuerda en junio debe estar siempre de buen talante. Es el cristal donde cualquier mancha es más visible.
La relación maestro y alumno es antigua y diversa; ahí está la serenidad reflexiva de Platón en la Academia o el ríspido carácter de Rodríguez Carreño al fundarse la República. Un tiempo se decía que el maestro es sabio de profesión y el alumno, un ignorante por definición. Esa dicotomía de los extremos ha cambiado. Hoy nadie enseña a nadie; todos aprenden. El que sabe mucho advierte que aún falta tanto por aprender; de ahí la humildad de los que de verdad son sabios.
El maestro está a la vista, pero no es fácil entender su labor. Todos dicen algo de él, pero es sólo de lo que se ve por fuera. Una existencia ignorada y solitaria se esconde detrás de la fachada. Todos queremos una buena educación. Seamos consecuentes: sin hacer de él un excelente profesional, aquello es como esperar peras del olmo. Sin embargo, muchos hacen fila para inscribirse. Se cree que es fácil y rápida; segura y estable. Muchos eligen como recurso de subsistencia coyuntural, mientras se hace otra carrera. Hay algo más de cien mil almas en el escalafón, y millones los que dependen de él. Alguien ha parafraseado la expresión de don Mariano Baptista: Salvemos a Bolivia con la escuela. ?l decía: "Salvemos a Bolivia de la escuela".
Pero sucede algo más extraño todavía, y es que todos creen que pueden ser maestros; por eso se confunden con el que no es. El que domina alguna ciencia cree que tiene, por añadidura, el derecho a ejercer la docencia. ¡Error! No se puede enseñar lo que no se sabe, ese es un prerrequisito obvio. Pero lo que define o califica la condición profesional del maestro es su labor técnica en el aula, la metodología didáctica que aplica.
La reforma educativa del 64 se propuso algo insólito, por revolucionario: transformar al dictador de clases en facilitador de aprendizajes. Parece que fuera más simple y en realidad se postulaba una ocupación de más alta exigencia profesional. Dictar clases, cualquiera dicta; hasta en las universidades hay dictadores; pero la cosa es lograr aprendizajes; hacer que el alumno o el estudiante salga del aula diferente de lo que entró.
(*) El autor es pedagogo y escritor.
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