Ambas suscitan incertidumbre porque trata de contenidos y prácticas a crear con base en las caracterÃsticas del proceso de construcción del Estado Plurinacional de Bolivia y en las distintas experiencias históricas de educación productiva. Si esto representa ya en sà mismo un enorme desafÃo, de ambas dimensiones del modelo educativo, la construcción comunitaria es sobre la que menos precisión existe.
En ese sentido, si la referencia a las comunidades interculturales abre el concepto de comunidad de forma extrema, puede ser útil retomar más bien los contenidos propios de la comunidad desde las estructuras comunitarias.
La propia ley parece asumir este criterio cuando hace referencia a las prácticas de la democracia directa que se practica en las comunidades (Andinas), como un elemento que caracteriza a la comunidad y puede ser retomado en los ámbitos urbanos.
En otras palabras, pareciera que la ley y el CurrÃculo Base consideran la dimensión polÃtica de las estructuras comunitarias indÃgenas como una dimensión que puede posibilitar, en las ciudades, un tipo de construcción de lo social, capaz de enfrentar la fragmentación y el individualismo egoÃsta derivados del capitalismo, de manera que la comunidad se constituye y reconstituye permanentemente en la toma de decisiones colectivas.
Siguiendo la misma lógica, la relación de los seres humanos con la naturaleza es la relación más primaria que ellos entablan, porque dependen enteramente de ella para sobrevivir.
La forma más compleja de esa relación es sin duda el trabajo. El trabajo permite no sólo la subsistencia sino una manera de transformar -entonces producir- la naturaleza y los propios seres humanos. En el trabajo, el ser humano es con la naturaleza y con los otros seres humanos.
Por eso el componente productivo del modelo es lo que complementa por necesidad a lo sociocomunitario.
Sin lo productivo, lo sociocomunitario queda reducido únicamente a lo polÃtico que, como ya se mencionó, parece ser uno de los enfoques de la comunidad en la ley y en el diseño curricular.
Sin embargo, lo que aquà se somete a crÃtica no son las dificultades reales sino la disposición negativa en sectores del magisterio a posibilitar ese tránsito en lo que a ellos compete.
La construcción de una sociedad comunitaria depende de que se pueda avanzar en un modelo productivo comunitario y, consecuentemente, en una educación sociocomunitaria productiva.
Eso implicará, tanto en el campo como en las ciudades, un largo proceso de articulación de la educación con la producción, pero creemos que lo que no puede estar en duda es que se tiene que avanzar en esa articulación. De hecho, en el inicio mismo de la constitución de la comunidad tiene que estar la problematización de ese avance.
El conjunto de instituciones productivas, estatales, sociales, etc. en que están inscritas las unidades educativas constituye una práctica necesaria.
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