El desastre del deporte boliviano

El tema de los Juegos Suramericanos tiene mucha trascendencia, al margen de las obras y su costo, tiene que ver con la preparación de los deportistas, hubo muchas quejas de los involucrados en el asunto. Lo de supuesta corrupción, que pudo haber habido, que se analice y juzgue en otros escenarios, especialmente los políticos y jurídicos. Simplemente se debe hablar en este caso del tema deportivo. El deporte boliviano es de segunda o tercera categoría, a pesar de logros circunstanciales conquistados por el esfuerzo patriótico de deportistas antes que por el apoyo del Estado boliviano. Ahora, ante las críticas de Geovana Irusta se responde con una soberbia inaceptable a partir de expresiones altaneras y despojadas de racionalidad.

Si bien aclaró que Irusta, quien en su tiempo fue la mejor deportista del país, tiene deudas, no dio cifras porque "habría que verificar en la unidad de Auditoría Interna del Ministerio de Salud". Esta respuesta llegó luego de que la ex−marchista, que radica en Argentina desde hace ocho años, mandó una misiva a Morales, en la que indicaba que "desde que el actual Ministro de Deportes asumió el cargo, el deporte y los deportistas hemos sido y somos maltratados, ignorados y despreciados por un ignorante importante que dirige sin saber nada de deporte".

En lo que el país no ha trabajado lo suficiente es en la preparación de sus propios deportistas que, según testimonios de ellos mismos, acuden a estos juegos sin el apoyo estatal para su entrenamiento, indumentaria, alimentación y estadía en general. Competidores que tuvieron que alojarse en casas de amigos o recurrir a colectas para garantizar su alimentación han dado la nota negativa de los Juegos.

Testimonios de la falta de apoyo a nuestros competidores existen por decenas, pero la mayor prueba de esa realidad es que muchos de ellos decidieron abandonar la bandera boliviana para competir por otros países. Para Carlos Keller la situación de los raquetbolistas y de los demás deportistas del país "es lamentable" porque "nos han dejado de lado por parte del Ministerio de Deportes. Tenía entendido que el proyecto Equipo Bolivia iba a continuar este año, pero no fue así. Igual otros deportistas no han tenido nada de respaldo, así que es una lástima porque en Bolivia hay bastante talento".

Los deportistas de élite deben ser apoyados preferentemente por el Estado ya que incurren en muchos gastos para su preparación y asistencia a competencias internacionales donde dejan en alto el nombre de Bolivia. Y exigirles descargos por los paupérrimos recursos que les entregan ya es demasiado. Los otros deportistas aficionados también deben ser apoyados, pero debería ser más por el Ministerio de Salud, gobernaciones y gobiernos municipales. Las Normas Básicas del Sistema de Administración de Bienes y Servicios y la Ley Safco deberían ser cambiadas radicalmente, porque solamente perjudican a la eficiencia administrativa y económica. No destruyen la corrupción, al contrario, la agudizan. Son normas draconianas.

Finalmente, en vez de exigirle pagos a Geovana Irusta por recursos no descargados, se le debería otorgar una pensión vitalicia por tantos años de grandes esfuerzos y medallas, al igual que a otros deportistas meritorios como Carlos Keller. Y el acceso a los escenarios deportivos que con tanta pompa se han construido los últimos años, debería ser gratuito para los niños en determinados horarios. Todo lo demás es demagogia pura.