Cuando llega ésta ocasión propicia para rendir homenaje a la Madre, es menester ordenar la idea, los hechos y el acontecimiento máximo de dar vida a un nuevo ser. Es el caso de María, Mujer y Madre en ese orden dispuesto por el Padre Omnipotente y entender desde esa instancia el valor que implica ser mujer y convertirse en el Ser reproductivo que da vida y crea hijos para que la sociedad esté formada por nuevas generaciones en busca de bienestar y dicha.
En la idea general, las cosas se presentan de un modo tal, que la mujer se convierte en responsable de nuevas vidas, alberga en su vientre seres que al nacer serán parte de familias, de una sociedad que se multiplica y que a su vez se encargará de dar continuidad al ciclo más hermoso de la humanidad, procreación, nacimiento y vida, con el detalle mayor de la ternura materna.
El alto significado de la palabra Madre, en ese vocablo no sólo se conjuga el ser que nos llevó en su seno, sino que también refleja la abnegación hecha mujer, unida al sacrificio y hasta negación de sí misma, si se trata de defender al hijo cuya vida es continuidad de sí misma.
En el transcurrir de la vida, muy niños, más adelante adolescentes y adultos, teniendo la gracia de contar con la Madre a lado, cada quien ha recurrido en sus mayores necesidades al amparo y protección que nunca ha retaceado la mujer madre.
De una u otra manera, la palabra Madre, simplemente Má o Mamá ha sido la primera que pronunciamos, aún sin establecer el enorme misterio que ella encierra y que por toda una vida, y pasando de generación en generación, seguirá siendo la única que logra enfrentar dificultades, porque su enorme sentido abarca todo un mundo insospechado de cariño, ternura, oportuno y humano consejo, transmite optimismo y es al mismo tiempo un símbolo de resignación en las más duras pruebas que marca el destino.
Mujer y Madre, es la que da vida y en ese hecho se gesta el futuro de la sociedad, es la que nutre y cría a un nuevo ser y lo acompaña en varias etapas de su formación, aún después de que la descendencia hubiera alcanzado su formación e independencia. Para la madre, hija o hijo seguirá siendo motivo de su preocupación.
?sta es una fecha especial, tiene su sentido sentimental, pero al mismo tiempo es parte de la responsabilidad que adquirimos todos para reconocer el valor inconmensurable que se destina a la Madre, desde ese tiempo en que María, la Madre de Jesús, la que confió en la promesa divina y a partir de entonces abrió esa relación indisoluble de madre, hijos y familia, como la instancia del proceso que da forma en cualquier parte del mundo al conglomerado social, como parte activa del derecho a vivir con dignidad, bajo el concepto de unidad y dignidad.
Esta es una ocasión más para rendir pleitesía a la Madre de ayer, de hoy, de mañana y siempre, reconociendo su amor, su entrega sacrificada por el hijo al que dio vida, acción de sacrificio que no termina aquí, posiblemente tampoco allá, desde donde con seguridad seguirá velando por el fruto de sus entrañas. El amor inconmensurable de mujer, madre y compañera.
Fuente: LA PATRIA
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