Son ya clásicas las fotos de las protestas incendiarias -y la represión policial- de la gente contra los "ajustes" promovidos por el FMI, en muchos paÃses. La furia es genuina, ya que suele promover despidos, recortes de sueldos y suba de impuestos, y bien aprovechada por la izquierda. Ahora, este organismo (multi) estatal es hipócrita al decir que los gobiernos deben recortar sus gastos mientras les facilita dinero que evita que se vean forzados a recortarlos.
Por cierto, los burócratas del FMI se presentan como promotores de una economÃa de mercado cuando un mercado natural no admite bancos estatales, de modo que deberÃan empezar por "privatizarse" ellos mismos.
Dada la crisis, el keynesiano FMI asegura que es que es necesario un "ajuste"que serÃa "doloroso". Esto es falso, incoherente, ofende a la lógica - ¿lo malo trae bueno?- y peligroso porque provocarÃa el rechazo frontal de la sociedad que terminarÃa apoyando polÃticas más estatistas, de izquierda o de derecha.
Para que las privatizaciones sean polÃticamente viables, hay que empezar por vender las innumerables propiedades estatales de bajo impacto en la opinión pública, y luego privatizar de manera "popular" al estilo de Margaret Thatcher, entregando acciones de las empresas a los empleados.
Ahora sÃ, deben eliminarse las leyes laborales y esto sumado al crecimiento genuino de la economÃa provocará un aumento en la demanda privada de mano de obra absorbiendo -sin despidos- a los empelados públicos. Y entonces podrá reducirse fuertemente la carga fiscal, potenciando más el crecimiento de la economÃa lo que deberÃa aprovecharse para desrregular -y privatizar- el sistema de pensiones.
(*) Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California
@alextagliavini
www.alejandrotagliavini.com
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