Fueron cuando menos llamativos -por no utilizar otro término- el interés y el espacio que le dieron algunos medios de comunicación social a una boda que, aparentemente, no tiene nada que ver con Bolivia, la de Meghan Markle y Enrique de Gales.
A propósito de ello, lancé una provocación en Facebook y obtuve muy buenos resultados. Publiqué que una boda más importante, para Bolivia, fue la de Beatriz Clara Coya y Martín García de Loyola y algunos de mis contactos agregaron valiosos datos al respecto.
Claro que ese matrimonio no es reciente. Ocurrió en el siglo XVI pero sus efectos son dignos de estudio. Bajo el molde occidentalizado, la novia tenía rango de princesa porque era hija de Sayri Túpac, hijo, a su vez, de Manco Inca que fue uno de los hijos legítimos de Huayna Capac. El novio, en cambio, no tenía títulos nobiliarios pero sí bastante poder porque provenía del mayorazgo de Oñaz y Loyola y era sobrino nieto de San Ignacio de Loyola, el fundador de la Compañía de Jesús.
¿Cuál fue la importancia de esa boda? Estuvo directamente vinculada a la derrota, captura y ejecución de Tupaj Amaru I que significó la caída definitiva del Tawantinsuyu, 40 años después de la masacre de Cajamarca. La derrota militar estuvo vinculada a la económica: al mismo tiempo, el virrey Francisco de Toledo implantó un sistema de explotación de la plata que dejó de lado la tecnología indígena que se usaba hasta entonces. La plata, como imaginarán los lectores, era la potosina, aquella que cambió totalmente la historia de la invasión española y puso los cimientos para la revolución industrial.
El historiador Gustavo Morales Méndez, que tiene próximo a publicar el libro "Pizarro, conquistador o embustero", agregó que Toledo "ofrece a la hija de Sayri Tupaj, a la ñusta Beatriz, heredera de las riquezas de su padre, como trofeo en matrimonio para quien capturase al Inca, incluidas todas sus encomiendas y riquezas". Quien logró derrotar y prender a Tupaj Amaru I, que era tío de Beatriz, fue García de Loyola. Otro de sus premios por su "hazaña" fue el corregimiento de Potosí (1579-1581).
Pero hay más. El investigador Álvaro Erick Bejarano Zárate mencionó el matrimonio entre el rey qaraqara Uchatuma con una hija de Huayna Capac, Payku Chimpu, que posibilitó el control de los incas sobre las minas de Porco y Andacaba.
Como se ve, hay muchas bodas reales que podrían ocupar a los periodistas, si es que investigan, y, dependiendo de cuánto de nuevo se encuentre en ellas, pueden convertirse en material publicable y de interés para los bolivianos.
(*) Premio Nacional en Historia del Periodismo
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