La virtual campaña pre electoral ya está en marcha, y está en función de los que quieren madrugar al enemigo. Pero la sorpresa ahora es la presencia de un humorismo satírico. No es costumbre gastar esas bromas; al contrario, somos fríos, adustos y solemnes como las montañas de los Andes. Esta vez parece que ha de ser no sólo original sino también pintoresca. Esa cara tiene desde ahora.
A los azules les disgustó sobremanera la crítica de los opositores por el coloso que se alza detrás del Palacio Quemado; se sabe que tiene la friolera de 28 pisos. Dicen que luce un confort ornamental de tipo asiático y remata en una pista de helicóptero. ¡Caramba, es increíble! Se nos hace que por falsa modestia la llamaron "Casa del Pueblo". En realidad no es casa; es una lujosa mansión vertical. En opinión de un entusiasta panegirista, es símbolo del poder indígena.
Pero es dudoso que sea del pueblo. Ese pueblo raso a cuyo nombre se cometen muchas aberraciones, sigue siendo "humilde como el agua de la acequia", conforme decía el poeta Eliodoro Ayllón, en Pido la palabra. Muchos campesinos todavía viven en otro piso histórico, lejos del siglo XXI. Y lejos también, en lo material, de las brillantes cajonerías urbanas. Ese pueblo se quedó anclado en las remotas aldeas terrosas de otro tiempo; hasta allí aún no ha llegado el "proceso de cambio".
Pero otros la defienden a rajatabla. El Vice ingresó a la arena de la lucha con un volapié espectacular, incluso se olvidó de que no hay que tirar piedras al techo del vecino si el propio es también de cristal. Criticó rudamente a los opositores, tildándoles de mediocres e incapaces de debatir con él. Los aludidos no se amilanaron con semejante chaparrón verbal; le devolvieron prestamente las finezas. He aquí algunas: Según el señor Víctor Hugo Cárdenas, el Vice tiene menos neuronas de las que comúnmente se tiene, y ese déficit neuronal puede ser peligroso; debería recurrir cuanto antes a un especialista. En criterio de Jaime Paz, debería permitirle cuando menos comprender que el referendo del 21F es vinculante. García Linera es un gran lector, pero falta incluir a su biblioteca un Baldor; de tenerlo, no le hubiera ido mal en matemáticas. La alcaldesa de El Alto ha manifestado que ella no tiene miedo a las neuronas del Vice; pero le causa temor la oscura entraña de su víscera cordial. "Tengo miedo al contenido de su corazón"
Las bromas sirven para matizar la grísea uniformidad de la vida rutinaria; pero ahora la humorada del Vice es sospechosa, suena a "pelota de trapo": un recurso distractivo para que la oposición corra tras de ella y mire a otro lado; en tanto que los diestros hacen lo que no quieren que se vea. ¿Qué se estará escondiendo detrás de esa fachada? ¿La corrupción galopante? ¿El aislamiento y la soledad de Bolivia?
(*) Es escritor, miembro del PEN Bolivia
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