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Domingo 20 de mayo de 2018

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Cultural El Duende

Piezas del tonto

20 may 2018

Leonel Arance entrevista a Reynaldo Jiménez (Perú, 1959) acerca de los periplos que le llevaron a publicar su poemario "Piezas del tonto" junto a los de la poeta argentina Liliana Ponce, Colección "Ojo de Tormenta" (2016)

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¿Cómo y por qué nace Piezas del tonto?

Se trataría de estirar o entrecortar unos precarios monólogos, a manera de partituras analógicas para la (lectora) voz. Animaciones verbales con un cuasi personajillo "emisor", su transmisión de translocutado: el hombre-sandwich. El ciclo surgió "sin solución de continuidad" tras la escritura de otro libro, Antemano, con una irregularidad bien diferente y no como un desprendimiento suyo. Casi no descarté material a la hora de cerrarlo, y aunque hago mucha relectura y dejo a los textiles "reposar", estos aparecieron de un tirón (no es la primera vez que me pasa: la segunda parte de Antemano es un extenso poema titulado "Strata" que se fue escribiendo de esa manera durante algunas semanas, sólo que, me parece, en otra respiratoria). Piezas�va por la vertiente de una especie de dictado, es de los que se le imponen a uno sin dejar demasiado margen para interpelarle alguna que otra razón de ser. El hombre-sandwich, era generalmente un chico o un tipo muy joven, su trabajo consistía en caminar las colapsadas calles de ciertas metrópolis de hace más o menos cien años portando un cartel publicitario delante y otro detrás. Se me cruza la imagen con Dadá, y en cierto sentido, por ahí Piezas�, salvando todas las distancias, claro, se relaciona en cierto modo con la lírica burlesca de Arp, cuyas canciones abstractas me fascinaron tanto como su obra visual-escultórica, sobre todo sus relieves ligeramente líquenes o musgos. En este momento vale acordarse de Federico Peralta Ramos (aunque no lo tuviera a mano a la hora de escribir): "Hombre sandwich, tu oficio es muy peligroso, muy peligroso y provocativo. Un día de estos algún muerto de hambre, un caníbal urbano, que cada vez son más, se dará cuenta de tu presencia, y ahí mismo sin más te querrá devorar�"

¿Qué une este libro a los anteriores (y con los que vendrán)?

Tiendo a suponer que uno escribe capítulos de una especie de inscripción de tratos con el lenguaje, y esto hasta la deformidad, quizá, persiguiendo el manatí-sirena de una reminiscencia, de un reverbero de misterio -aun si, como en el caso de Piezas�, se abuse de lo irrisorio- en el entre tornasolado y en claroscuro de varios mundos. Debido a las características de gestación recién mencionadas, a lo mejor Piezas� se despega algo de otros libritos más fieles a la idea de patchwork (aunque la variación interna de pautas rítmicas o diagramáticas pudieran sugerir lo contrario). Eso en cuanto a la articulación, o sea aquello que medianamente se constataría en el índice, digamos. Pero no es menos cierto que cada libro se me aparece en tanto tal en cuanto empieza a hacérseme relevante su vibratoria, esa cosa intrínseca que arrebata la entonación -una variable del tono- en torno a un asunto liso de procederes, más acá del probable interés relativo a "temas y contenidos".

¿Pensás tu producción alineada bajo alguna determinada corriente estética?

El apetito se me hace abarcante. Escribo para despensar los términos. Lo más preciso tiende a seguir abierto. En última instancia, me gusta darme al remolino mestizo, busco la emergencia indefectible con el molusco por crencha, desmentido de magnitudes y mensuras hasta el caracú, cinturón de anguilas y anteojos de pulpo, con plancton en la boca� El hombre-sandwich es el hombre-rana que mi hija Clara vio salir del bravo mar en una playa del Perú cuando era chiquita: le dije mirá el hombre-rana y ella vio el mixto encarnado, la mutación intermedial que la palabra decía. Es por este andarivel que el canto de inocencia completa, como en Blake, el de experiencia. (Fripp: la experiencia amplía el campo de inocencia.)

¿Por qué escribís y por qué escribir?

No tengo un motivo ni razones, escribo con conciencia e intención de hacerlo desde los trece años pero disfruto encontrar poesía, para leerla o no, no sé desde cuándo. Y más bien releo y desescribo. Con el tiempo uno deja de estar pendiente de los recursos formales e intenta decir de nuevo eso que ya no es lo mismo: la salvedad es el matiz. El matiz genera permutaciones, fibras a seguir, las que van enhebrando algo así como un paisaje de conjunto. Escribir sería toda la intención. Escribir es una práctica como cualquier otra. Recuerdo eso de "un color junto a otro, a ver qué pasa", palabras más palabras menos, que dijo la Kahlo. Pero mejor me callo.

https://clubhemeditorxs.wordpress.com/2016/08/14/reynaldo-jimenezescribo-para-despensar-los-terminos/

[no me preocuparía tanto]

Reynaldo Jiménez

no me preocuparía tanto por el sabor del milagro

acaso tras la puerta esté el osario escuchando

con rosario de cuentas que nunca habrán terminado

ni cuando el tiempo anihilado muy otro desocupe

diría en cambio que el sucedáneo el reemplazante

no pasan de un daño en el parlante y sin embargo

por donde pasan los años para fumarse como por

un caño el durante el continente el entre el antes

es sorprendente que me crezcan estos cuernos

de ciervo por lo pronto en los cien universos

paralelos ni uno que aparezca cual un cuervo

entero en el sendero de viento al entonarlo

saciar sin fin la estepa del deseo arisco

llenar no se llena nunca enero a enero

cómo hacer agujeros con el esplendor

si sordo un sortilegio surte a lo lejos

no habría cómo al milagro hurtarle cuerpo

hacerse ancla anzuelo desconsuelo hasta contra

el suelo dar ni una puerta abría el eco nunca

consigo se encuentra y gasta cuero

el zapato hace rato rasca el témpano

aquella incruenta indiferencia rodea

al gran paso y al pequeño ese lapso entre

dos lados como gato merodea

pero no veas el tajo en el filamento no creas

que hay firmamentos fuera del cielo sólo

escucha la sangre hace rato despierta

el tímpano rasca la más pura

indiferencia que inocente ya es de cuajo

agonía cardumen de alegrías en rama

voltaje delta que se desplaza pescado

te saca inicuo de la red adónde

los pasos amigos esta noche sin contrapeso

que ampare el mirar arrancado este

párpado para que sin darse cuenta

otra pupila siga escuchando

Para tus amigos: