Aunque en función de interinato, el municipio de Oruro tiene a su cabeza a una alcaldesa, autoridad designada por mayorÃa de votos en el Concejo Municipal, 10 de 11, hubo una abstención y mientras persista la ausencia del titular que confronta procesos, Hilaria Sejas asumió el cargo tras recomendaciones reiteradas de sus colegas, para que trabaje en función de los intereses de la ciudad, desestimando presiones de otra Ãndole partidarias o sectarias.
Puede resultar difÃcil encarar ese desempeño, sabiendo que existen compromisos y circunstancias que obligan al pago de la factura polÃtica, la que en algunos casos resulta muy cara, si se trata de anteponer solidarios acuerdos o por el contrario, empujar cabezas en trance de caÃda.
Antes del problema que obligó al titular comunal admitir las decisiones judiciales, se observó una clara atomización de las facciones que conformaron el Concejo con el voto popular y que siendo en parte mayorÃa circunstancial, se tornaron en factores adversos a los acuerdos partidarios y de movimientos ciudadanos de ocasionales alianzas que no resisten la contundencia de ciertos hechos que no pueden defenderse, sin poner en riesgo seriedad y credibilidad.
Lo sucedido en las pasadas horas es el resultado de esos elementos tan frágiles que muestran con claridad la falta de principios ideológicos, de coincidencias para el desarrollo de verdaderos programas de servicio comunitario que puedan ejecutarse con respuesta de beneplácito por parte de una vecindad que casi siempre ha estado reclamando por la desatención de sus autoridades, empeñadas mayormente en destrabar sus confrontaciones internas, postergando el trabajo de elaboración de normas, para mejorar la situación comunitaria, exigiendo el cumplimiento de las mismas por parte del Ejecutivo, que por su parte tampoco solucionó efectivamente los más apremiantes problemas de una ciudad caótica, en la que prevalece la fuerza de sectores ilegales como los comerciantes informales, gremiales atrabiliarios y transportistas que velan por aumentar utilidades diarias, sin mejorar las condiciones de sus servicios.
Lo que importa es que en este periodo de interinato se dispongan las mejores condiciones para coadyuvar al buen desempeño de la alcaldesa, que con seguridad requerirá del servicio desinteresado de muchos funcionarios que no deben escatimar su responsabilidad en el asesoramiento y la ejecución de medidas favorables al servicio comunitario.
Ã?sta puede ser o mejor deberÃa ser una oportunidad para que todo el personal, desde los cargos jerárquicos, los intermedios y los de base funcionen en un esquema de entrega de voluntad, experiencia y capacidad a favor de la vecindad, de esos intereses comunes que pueden concretarse, si no se pierde el tiempo en divagar cuestiones partidarias y se ganan horas y dÃas sirviendo con eficiencia a una comunidad que espera obras, pero de utilidad práctica que no sigan aumentando el derroche de los dineros del pueblo que administra el Gobierno Municipal.
Hay mucho por hacer, que la alcaldesa tenga mucha cooperación y una buena dosis de suerte y responsabilidad colectiva.
Fuente: LA PATRIA
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