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Sábado 19 de mayo de 2018

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Revista Tu Espacio

Así es la Alta Tierra de los Urus

Un visitante misterioso en el Parque Ecológico

19 may 2018

Fuente: LA PATRIA

Por: Dehymar Antezana - exclusivo para Tu espacio - Periodista

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Agarrados de la mano, girando alrededor corazones imaginarios, así entra una pareja al Parque Ecológico "P´esko Ujyana" de la ciudad de Oruro. Los enamorados pretenden disfrutar de una jornada marcada por el amor. El paisaje se adecúa a la ocasión, una arboleda que choca la vista ni bien se ingresa.

Los pasillos curvilíneos invitan al juego y a las persecuciones o llegar a pequeños escondites, como son las cabañas abiertas, desafiando una serie de obstáculos, como un puente colgante que hace estremecer el cuerpo, principalmente para aquellos que viven por primera vez esa experiencia.

Los juegos infantiles no pasan desapercibidos y si bien ya son adolescentes, jóvenes o adultos, el columpio será siempre una atracción al igual que el sube y baja, y si el sereno lo permitiría, se podría estar en los otros juegos que alimentan la emoción en el cuerpo, pero son solo para infantes.

Más que la diversión, la pareja prefiere la soledad y la pasividad alejándose hacia el Oeste para pasear por el pequeño teatro al aire libre, o esconderse entre la vegetación que custodian cual pagados unas bancas para el descanso.

Sin embargo, el deseo mayor es reposar sobre el césped, acomodándose en el suelo que regala la naturaleza para la sesión de besos y abrazos. Cuando el ritual ya está en marcha, hay algo que rompe el romanticismo, es la visita de un personaje que normalmente no aparece en ese tipo de escenarios.

Pero ahí está, un simpático cuadrúpedo que con sus maullidos llama la atención más de lo debido. Sigiloso se acerca, la mirada de la pareja se torna en una gran interrogante, pero logran descifrar que el pequeño animal está hambriento. Sacan de la bolsa unos roscones, lo parten en pedazos y se lo dan al gatito.

Este ufano toma el alimento, lo prueba con algo de desconfianza y termina comiéndoselo. Desaparece por unos segundos y al reaparecer vuelve con otro amigo, otro gato, detrás de él otro, sumando a cinco en un momento. Todos con el mismo objetivo, degustar un poco de las rosquitas deliciosas. La música que la naturaleza ofrecía a través del viento con el golpeteo de las ramas de los árboles o de las flores, cambia por un ronroneo sinigual, cual sinfonía producida por esos gatos arrabaleros.

La comida se termina y la fiesta también, todo vuelve a la normalidad y la pareja no puede completar el conjuro del amor, debido a esa visita inesperada.

Fuente: LA PATRIA
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