"Quiero ir a alcohólicos anónimos, pero es imposible. Yo simplemente no puedo ser anónimo", dijo alguna vez, y era verdad, ese hombre acostumbrado a los amores locos y los escándalos de bar, habÃa perdido el derecho a la vida privada por la fama que le generaron su talento y personalidad dentro y fuera de la cancha.
Pero como todo genio, tuvo una vena destructiva que lo llevó por malos derroteros, es ese lado oscuro que parece emerger como contrapeso en quienes han nacido con un talento capaz de llevarse al mundo por delante.
Garrincha, Maradona, Curcic, Odom, Tyson, Bias o Gascoine fueron seres tocados por la divinidad para brillar en el deporte, pero que no pudieron vencer sus debilidades y pasaron de los tabloides del deportivo a los de la crónica roja. Best fue uno de ellos y al final de su vida, cuando ya no pudo salvarle ni siquiera un trasplante de hÃgado, lanzó una más de sus memorables frases, un mensaje para toda la humanidad: "No mueran como yo".
Lastimosamente, muchas personas ni viendo esas escenas somos capaces de llevar adelante una economÃa austera, sobre todo cuando mejor estamos ganando. No nos damos cuenta que los momentos buenos no siempre son eternos, que los tiempos de vacas gordas son sólo eso y que luego llegarán los de las flacas y que hay que estar preparados para esos tiempos con lo que ahorremos durante los dÃas de bonanza.
Como dirÃa don Evo, "no puedo entender" cómo es que el gobierno actual, no hace este tipo de reflexiones, ni piense que cuando se acabe esta farsa llamada economÃa plurinacional blindada y de motor interno, los afectados no van a ser ellos, sino 12 millones de corderos que estamos caminando como ganado rumbo al matadero.
No es posible que el presidente y los suyos no comprendan que en vez de ofrecer un premio como si la plata saliera de su bolsillo, la hubieran invertido hace cinco años en darles a todos nuestros representantes, las condiciones de salud, equipamiento, vestimenta y alimentación necesarias para su buen desempeño, además de entrenadores capacitados para que hoy no les condicionemos un premio, sino les podamos exigir el mayor de los rendimientos.
Cómo es posible que siendo tan hermanitos como lo somos de los cubanos no se haya hecho un acuerdo de Estado a Estado para que en vez de mandarnos gente de "inteligencia", nos hubieran mandado a sus profesionales del deporte que son muchos y muy buenos por cierto.
Pero claro, 11 millones de bolivianos para la inauguración y la clausura son más que necesarios y justificables, sobre todo si los va a ganar el amigo, cuñado, pariente o compañero de ideales de quien firma el cheque. Y tan sólo pensar que el gran número artÃstico de ambos eventos van a ser los mismos mosaicos que presentamos hace 40 años, hacen que a uno no le queden ganas ni de irlos a ver por la rabia que da, que no tengan la habilidad ni siquiera de imaginarse un acto de inauguración moderno.
Si a eso le sumamos que la prensa deportiva está empeñada en saber si FarÃas va a dirigirlo al tigre con el buzo de la selección estamos listos. A este paso, cuando todo esto ya sea historia, ocupemos el último lugar del medallero y estemos de nuevo alistándonos para una nueva elección, vamos a rememorar a Best y decirles a las nuevas generaciones. "No voten como yo".
(*) Paceño, stronguista y liberal
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