Un recuerdo en la retina

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Los años pasan y la vida sigue su curso sin ponerle una pausa, lo que nos condena poco a poco a un final irremediable. Pero, mientras ese momento llegue, dejen que el tiempo no sea enemigo de los recuerdos y arribe hasta nuestra retina aquel momento inolvidable vivido un 2 de febrero a principios de esta década.

Esa fecha se conmemora el Día de la Candelaria, en otras palabras, es el cumpleaños de la Virgen del Socavón, donde sus devotos se encargan de rendirle pleitesía con una serie de actividades desde religiosas hasta paganas, en una simbiosis perfecta.

Tras la misa de acción de gracias, la costumbre es salir con la imagen de la Patrona, en medio de los arcos de plata, al final de la travesía se termina con la bendición por algún padre de la orden "Los Siervos de María", quienes son custodios del Santuario de la Virgen del Socavón.

Mismas intenciones se plasman en los toritos que explotan de alegría por la celebración. Mientras tanto una banda de música anima la jornada con aires propios del Carnaval de Oruro, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.

En el ambiente de regocijo no podía faltar la presentación de los diablos con La Fraternidad, quienes en un círculo perfecto le bailaron a la Patrona de los orureños. Como no podía ser de otra manera, las ofrendas a la Virgen se plasman también en el mini Calvario, antes instalado en la cima del cerro Pie de Gallo, pero ahora y por años plasmado en la Plaza Argentina.

Allí las miniaturas son la atracción, no solo objetos, sino también manjares de diversa variedad que invitan al visitante a tener una estadía acogedora.

Aquellas imágenes pasan como fotogramas por la retina del ojo, que guardará aquel recuerdo en el corazón de quienes tuvieron la fortuna de visitar a la Virgen del Socavón.

Fuente: LA PATRIA