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Domingo 06 de mayo de 2018

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Cultural El Duende

Víctor Hugo: Los Miserables

06 may 2018

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Los miserables es un libro ameno, algo dulzón y gigantesco (Hugo es gigantesco), característica de toda buena novela. Narra la historia de un ex convicto, Jean Valjean, que roba unos cubiertos de plata en casa de un obispo.

Huye, es apresado por la policía, pero el obispo lo salva, garantizando su honestidad. Gesto decisivo que transforma al héroe. Hay que leer y releer estas páginas sublimes porque encierran toda la idea de Derecho, esto es, la fe imperturbable que nos permite aceptar al otro tal cual es, descartando todo sistema, en particular aquel sistema personal denominado carácter, que siempre necesita público.

El amor que quiere elegir su objeto es crepuscular. La actitud del obispo que respeta a Jean Valjean es perfecta porque descarta lo contingente.

Pero volvamos al libro. Valjean se convierte en el respetable monsieur Madeleine, alcalde de su ciudad. Por desgracia, allí hay un policía fastidioso (Javert), que sospecha que Madeleine es Jean Valjean

(para ser deshonesto sin problemas hay que ser muy rico, y Madeleine no lo era). Siguen acusaciones y abundan las peripecias que mantienen el suspenso de la novela, los personajes cómicos (algo tontos) como Gavroche, las luchas civiles por la liberación de la humanidad, la ternura y la violencia.

En fin, es imposible resumir la obra, publicada en diez volúmenes en su época y acompañada de una campaña publicitaria extraordinaria.

La recepción no careció de críticas. No sólo se acusó a Hugo de socialista. Se juzgó escandaloso que pasara un mensaje político a través de una novela destinada a cautivar las emociones de la gente, de poner su talento al servicio de sus ideas recubriéndolas de un manto religioso.

Hugo no es el primero en haber entendido que la novela es un instrumento excelente para propagar ideas políticas.

Hugo (1802-1885) merece ser leído. Sugiero empezar por Los miserables, pero intentar sus obras completas, por lo menos las novelas, que son amenas y fáciles de leer: Nuestra Señora de París (dile a tus hijos que es la historia de la gitana Esmeralda y el jorobado de Notre Dame, y te lo quitarán de las manos), Los trabajadores del mar, La Vendée.

En cuanto a la poesía, habría que leerla en francés, porque no creo en la traducción de poemas.

Pierre Jacomet en: Un viaje por mi biblioteca 2206

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