Empresarios formales o por identificarlos mejor, legales, frente a una serie de actos denunciados por afiliados a sectores de la industria, el comercio y hasta los medianos y pequeños productores han expresado su preocupación por una especie de "acoso" y persecución tributaria que practica de manera continua la administración fiscal del Servicio de Impuestos Nacionales (SIN) en perjuicio de los contribuyentes, que por mínimos errores, confrontan multas, medidas accesorias y una serie de penalizaciones, por supuestos montos adeudados en materia impositiva.
Las acciones que disponen las autoridades tributarias, en la generalidad de los distritos del país, mayormente en ciudades del eje central, pero de igual modo en las otras, se tipifica como un "acoso" tributario que está generando el abandono de contribuyentes al sistema legal, para alinearse en el de la informalidad, en la que no hay presiones de ningún tipo salvo el hecho de trabajar en condiciones menos cómodas y seguras que los legales, laboran sin advertencias y sin obligaciones sociales que hacen muy dificultoso el sostenimiento de empresas.
Las empresas con cierto número de trabajadores, con una inversión en giro, con responsabilidades sociales que "ajustan el cuello" a los empresarios y además con el SIN en busca de cualquier error para disponer y mostrar su autoridad en pos de recaudar más impuestos, pero por la vía coercitiva que no es la normal y natural, cuando las actividades deberían ser estimuladas y no penalizadas, como está sucediendo desde tiempo atrás, es que también deben adoptarse medidas de resguardo, en una posición lógica de sobrevivir a la presión y el acoso tributario que además de medidas como incremento salarial y posiblemente un doble aguinaldo, empujan a las empresas a reducir personal o en la extrema instancia a cerrar operaciones con lamentable saldo de inversiones que se diluyen, como las fuentes de empleo y también los pagos impositivos.
Para observadores de la situación reinante, resulta poco comprensible que una institución recaudadora (De impuestos) opte por "acosar" a sus contribuyentes formales que en número son mucho menos que un enorme contingente de evasores que se mimetizan en regímenes inapropiados y otros de manera abierta y directa simplemente eluden su responsabilidad de contribuir legalmente al fisco en función a una corriente comprobada de grandes capitales que circulan en total ilegalidad, sin ninguna interferencia, ni el más leve acoso tributario.
Lo importante para la economía del país, naturalmente que es recaudar un buen porcentaje de impuestos, pero no sólo de los contribuyentes formales, sino más bien de aquellos que son parte de una vasta red de evasores y con sus capitales distorsionan la economía porque son los mayores impulsores de la evasión de impuestos. Ampliar el universo de contribuyentes debería ser la tarea prioritaria, ineludible e inmediata de la institución recaudadora, de modo que en poco tiempo no haya necesidad de "perseguir" a contribuyentes legales, sino de controlar el cumplimiento responsable de los "nuevos" comerciantes con NIT y todo, como parte de esa "tajada" de capitales de la que se nutre el contrabando y el comercio informal, mientras los contribuyentes legales están pensando seriamente en el cumplimiento de su responsabilidad tributaria, pero con reglas equitativas.
A propósito de reglas justas, en materia tributaria, el Banco Mundial (BM) estimó recientemente que "Bolivia aplica la mayor presión fiscal de la región con un 26 por ciento como proporción del Producto Interno Bruto (PIB)". El BID por su parte anota que la presión tributaria en Bolivia es de un 34 por ciento, el más alto entre los países de la región. Un modelo que merece readecuarse a la realidad nacional.
Fuente: LA PATRIA
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