Como un barco que avanzaba hacia el puerto seguro de la paz definió muchas veces el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, su programa bandera, que si bien atracó el 24 de noviembre de 2016 con la firma del acuerdo definitivo con las FARC, soporta ya en tierra firme numerosas tormentas.
Se sabÃa que la implementación del texto iba a ser un proceso complejo, y prueba de ello es que los guerrilleros disidentes ya son más de 1.200, pero el llamado que hizo el domingo el ex jefe negociador con las FARC y actual candidato a la Presidencia Humberto de la Calle puso el dedo en la llaga.
"Se están tirando la paz. AsÃ, en castellano. Sin hipocresÃa. Se están tirando la paz", dijo De la Calle, quien criticó a la ya desmovilizada guerrilla por no mostrar empatÃa suficiente con los colombianos, al Gobierno por haberle "quedado grande la implementación" y a la oposición por generar una "nostalgia de la guerra".
La fractura se hizo más dolorosa en el abril que acaba de terminar cuando afloraron historias de narcotráfico y corrupción en el manejo de los dineros del posconflicto que han llevado tanto al Gobierno como al partido FARC y a analistas polÃticos a admitir que el acuerdo está en su más grave crisis.
El pasado 9 de abril Jesús Santrich, uno de los jefes de la antigua guerrilla y designado como uno de los cinco futuros representantes a la Cámara por la FARC, fue capturado con fines de extradición a Estados Unidos a solicitud de ese paÃs por el delito de narcotráfico.
Pese a que el acuerdo garantiza la no extradición de miembros de las FARC por delitos cometidos antes de la firma de la paz y con ocasión del conflicto armado, la circular roja emitida por la Interpol se refiere a hechos ocurridos entre junio de 2017 y abril de 2018, por lo que el beneficio no cobijarÃa a Santrich.
"Con la captura de nuestro camarada Jesús Santrich el proceso de paz se encuentra en su punto más crÃtico y amenaza ser un verdadero fracaso", aseguró entonces Iván Márquez, número dos del partido Fuerza Alternativa Revolucionaria de Colombia (FARC) en el que se transformó la guerrilla.
Esa versión corroborada hoy (ayer) por la cadena Univisión, puede explicar su salida de la escena bogotana para instalarse en la zona rural de Miravalle con guerrilleros desmovilizados.
La tormenta se veÃa venir a comienzos de abril cuando estalló el escándalo por supuestos malos manejos del dinero donado por la comunidad internacional para la implementación de la paz, luego de que los embajadores de Suecia, Suiza y Noruega pidieran algunas explicaciones en una carta enviada al Gobierno.
A raÃz de ello, la funcionaria Gloria Ospina fue destituida como directora del Fondo Colombia en Paz, entidad creada por Santos en abril de 2017 y de la cual hacen parte el Fondo Colombia Sostenible (FCS), el Fondo Multidonante de Naciones Unidas, el Fondo de la Unión Europea, el Fondo del Banco Mundial y el Presupuesto General de la Nación.
Para evitar que los ojos de la comunidad internacional empiecen a ver los "lunares de la paz", el Ministerio de Relaciones Exteriores matizó que "es un compromiso del Gobierno asegurar el manejo transparente de los fondos creados tanto con recursos de la nación como con la contribución generosa de donantes internacionales".
Aunque Santos insistió ayer en que pese a "las dificultades y retrasos" en la implementación del acuerdo el "balance es positivo", la sensación general es que al barco de la paz se le abrió una vÃa de agua.
Fuente: Bogotá, 1 (EFE)
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