El principio de "los tres ochos", ocho horas de trabajo, ocho de descanso, y ocho de sueño, cuyos antecedentes denominaríamos como la prehistoria del 1o. de mayo, lo encontramos en el lejano gobierno del monarca británico Alfredo, que en el año 898, hizo votos de repartir las veinticuatro horas del día en tres partes: ocho horas para los ejercicios de piedad, ocho para el sueño, el estudio y la recreación y ocho para los negocios públicos. Pero esta práctica, solo era política para el soberano y aún no se soñaba para los súbditos.
Con el inusitado desarrollo expansivo del industrialismo, particularmente en Inglaterra, trajo criterios particulares sobre la reducción de las horas de trabajo, que a la postre era común el trabajo jornal de 14 a 18 horas diarias, en que al capitalista sólo le interesaba enriquecerse con la plusvalía absoluta y relativa de sus miles de trabajadores tal como planteara uno de los teóricos del liberalismo: Adán Smith en su obra: "La Riqueza de las Naciones". En el periodo de Enrique VIII, se hacía atrevido el criterio de 8 horas encarado en la obra "Utopía" de Tomás Moro en 1516, justificando como "más que suficiente para procurar los recursos necesarios a las necesidades y placeres de la existencia".
Merece citar el edicto del año 1579, por el Rey Felipe II, registrado en el Parlamento de Dole, se expresaba así: "Queremos y ordenamos que los obreros de las minas trabajen ocho horas por día, en dos turnos de cuatro horas cada uno". Pero entre los utopistas más célebres está Denis Vetras, verdadero padre de los "tres ochos", cuya fórmula es explicable en su utopía: "Historia de los Severambes", siendo partidario de un trabajo de ocho horas, ejercicio moderado que da descanso al cuerpo y al espíritu y "evitar atormentar el cuerpo y el alma por un trabajo duro y abrumador".
Pero, quien dentro del sistema comunitario de trabajo aboga y aplica en forma práctica es Robert Owen, cuyos principios están enunciados en su obra "Catecismo". Así:
"1ro. Porque es la duración más larga de trabajo que la especie humana, teniendo en cuenta el vigor medio y concediendo el derecho a la existencia a los débiles como a los fuertes puede soportar manteniéndose en buena salud, inteligente y feliz.
"2do. Porque, los modernos descubrimientos químicos y mecánicos suprimen la necesidad de demandar un esfuerzo físico más largo.
"3ro. Porque ocho horas de trabajo y una buena organización del mismo pueden crear una súper abundancia de riqueza para todos.
"4to. Porque nadie tiene el derecho de exigir de sus semejantes un trabajo más largo de lo que generalmente es necesario para la sociedad simplemente con el fin de enriquecerse empobreciendo a otros".
EL PORQU? DE LA FECHA
La fecha del 1o. de mayo, originariamente, tiene una significación distinta de lo que generalmente se cree, G. Deville, citado por Maurice Dommanget, explica:
"En la antesala del 1o. de mayo de 1886 los revolucionarios norteamericanos deseaban una resonancia mundial y, en su polo opuesto los empresarios o empleadores "con mentalidad canibalesca", sus periódicos reaccionarios escribían que el trabajador debía curarse "de su orgullo" de ser reducido al "rol de máquina humana". Encontraban que el plomo era "la mejor alimentación para los huelguistas". El "Chicago Times", osó decir: "La prisión y los trabajos forzados, son la única solución posible de la cuestión social. Hay que esperar que su uso se generalizara".
Esto se debió a que existía entonces como práctica a diferentes sitios el hábito de hacer, comenzar y terminar el año en un día determinado por el uso en lo que respecta a locaciones, contratos y arrendamientos, por ello, el 1o de mayo, era conocido como "Moving day". En consecuencia el 1ro.de mayo en EE.UU., era el día o fecha clave correspondiente al inicio en la práctica de las transacciones económicas y de los compromisos de trabajo, que, sin embargo, dicha situación de un tiempo atrás ya se vislumbraba una inmensa ola agitativa del proletariado norteamericano, traslucida en gigantescas huelgas jamás vistas, para imponer la vigencia de las ocho horas de trabajo, ante la proximidad, ahora, del famoso 1o de Mayo de 1886.
Cuando llegó el 1o. de Mayo de 1886, las masas industriales que jamás se vio, cantaban la consigna de:
¡Ocho horas de trabajo!
¡Ocho horas de reposo!
¡Ocho horas de educación!
Por su parte, los revolucionarios detrás de sus periódicos: "Arbeter Seitung", "El Alarm", "Vobote" y "Die Fakel", incitaban a la resistencia, huelga general e insurrección armada, cuya virulencia empezó el 3 de mayo de 1886 cuando la gran fábrica de máquinas agrícolas Cyrus Mac Cormick declaró ¡ock out, dejando sin trabajo a 1.200 obreros siendo reemplazados por los "scabs" o "amarillos". En busca de escarmiento de estos, los revolucionarios chocaron con la policía, dejando un sangriento cuadro, que el "Arbeiter Seitung proclamaba: "La guerra de clases ha comenzado ayer frente a la fábrica Mac Cormick, ¡han fusilado a los trabajadores!, ¡Su sangre pide venganza!, ¡Quien podría dudar de que los tigres que nos gobiernan están ávidos de sangre de los trabajadores!, ¡Es la necesidad la que nos hace gritar! ¡A las armas!
En el ínterin, cuando oradores revolucionarios gritaban su protesta por la masacre anterior, policías irrumpieron y dispersaron violentamente a los congregados, produciendo numerosas bajas, empero los sobrevivientes tornaron en carnicería su sed de venganza. De ahí, luego de una parodia y vergüenza judicial, se inmolaría a dirigentes revolucionarios de Chicago: George Engel, Samuel Fielden, Adolf Fischer, Louis Lingg, Michael Schwab, Albert Parsons, Oscar Neebe y August Spies. Todos eran miembros de la IWPA (Asociación Internacional del Pueblo Trabajador), asociación denominada como anarcosindicalista, que, mucho más tarde los obreros del mundo lograrían dicha conquista social.
¡HONOR Y GLORIA PARA LOS MÁRTIRES DE CHICAGO!
(1) En nuestro país la victoria histórica de los obreros bolivianos del logro de la jornada de ocho horas de trabajo, frente a la clase patronal fue alcanzado por el Sindicato de Mineros de Huanuni el 17 de noviembre de 1919.
- BARCELLI S. Agustín, "Medio siglo de luchas sindicales revolucionarias en Bolivia", Edit., Editorial del Estado Boliviano, 1ra. Ed., La Paz-Bolivia, 1957.
- ECHAZU ALVARADO Jorge, El fascismo en Bolivia", Editorial Universitaria (UTO), 2da.ed., Oruro-Bolivia, 1984.
- LORA Guillermo, "Formación de la clase obrera boliviana", Edit. MASAS, 1ra., ed., La Paz-Bolivia, 1979.
- ILDIS, "Crisis del sindicalismo en Bolivia", Edit., Edobol, 1ra. Ed., La Paz-Bolivia, 1987.
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