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Domingo 22 de abril de 2018

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Cultural El Duende

Eduardo Mitre

22 abr 2018

Eduardo Mitre Canahuati. Oruro, 1942. Poeta, ensayista, crítico literario y traductor. Doctorado en Literatura Latinoamericana. Miembro de la Academia Boliviana de la Lengua. Publicaciones: Poesía: Elegía a una muchacha (1965); Morada (1975); Ferviente humo (1976); Mirabilia (1978); Razón ardiente (1983); Desde tu cuerpo (1984); El peregrino y la ausencia (1988); La luz del regreso (1990) Líneas de otoño (1993); Carta a la inolvidable (1998); Camino de cualquier parte (1998) Paraguas para Manhattan (2004); Vitrales de la memoria (2007). Ensayo: Huidobro, hambre de espacio, sed y cielo (1981). Antologías: El árbol y la piedra (1988); De cuatro constelaciones (1994 y 2005); El aliento en las hojas (1998); Nupcias y urnas (1998); Pasos y voces (2010).

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Carta a la Inolvidable

En respuesta a la suya de 29 de febrero de 1995

(Fragmento)

Inolvidable y soñada

Susana San Juan:

Ansiosos mis ojos acaban

de leer tu última carta.

Curiosa me pides noticias

de tu ingrata tierra natal.

De manera clara y sucinta,

hermosa Susana, aquí van:

Lejos de borrarse del mapa,

te cuento que ahora Comala

es una aldea planetaria,

una extraña idea global.

El camino que subía o bajaba

según se iba o venía,

es hoy una lisa autopista

que nos engulle de entrada.

Pedro, del montón de piedras

en que se sentó a perecer,

se levantó a ser lo que es:

Rencor vivo y mala hierba.

Espina del diablo, su Miguel

sigue el mismo. En su santo

ostentoso estrenó un Citroën

y se incrustó en el único árbol.

¿Abundio y Juan Preciado?

No se encontraron más.

Comala ha crecido tanto

que no hay sitio para el azar.

Para platicar de tu recuerdo

tu fiel Justina me frecuentaba.

Mas convinimos ya no vernos:

Hablar de ti sin ti nos lastimaba.

Comenta Damiana Cisneros

que María y Marcia Dyada

por fin consiguieron empleo

en una familia chicana.

Fulgor Sedano le dejó toda

la vida de campo a su caballo,

y anda entre Bolivia y Colombia

con un asunto entre manos.

El padre Rentería depuso

las armas: se fue a la Argentina

a reconfortar a los verdugos

del martirio de sus víctimas.

Un chaqueño al paso me dijo

que vio a Dorotea este marzo,

reclamando a gritos por su hijo,

junto a las Madres de Mayo.

Ni rastro de Donis y su hermana.

La otra noche soñé con ellos:

Iban desnudos, huyendo

por un calvario de miradas.

Puro y mero rumor falso:

La desdichada no era pariente

ni amiga de Toribio Aldrete

sino hija de un tal Brando.

Se supone que a fin de año

Ana dará a luz un Rentería.

Lo confesó con un ojo en llanto

mientras que con el otro sonreía.

Por culpa de almas perversas

de la óptica Lacan

Inocencio Osario no ceja

de pulsear sobre un diván.

A Gerardo lo llaman Vulcano:

Tras cuatro disparos y un tiro

forjó un anillo de compromiso

con un viudo del Vaticano.

Finó doña Inés Villalpando.

Gamaliel vendió la tienda

y se confinó en la indolencia

sin salir más de su cuarto.

Por otra parte, te cuento

que los ecos y murmullos

proponen ponerse de luto

porque ya no existe el silencio.

Merced a lo cual El Tilcuate,

por coger el teléfono a tiempo

y exclamar más lento que tarde:

¡A-a-a-ló! -se llevó un premio.

Papalote en cielo incierto,

siempre haciendo maromas,

como una bomba de tiempo

en vilo nos tiene el dólar.

Son las ruedas de las fortunas

que giran y nos desdoblan

hasta volvernos idiotas

llenos de ruido y furia.

Que Chechenia, Bosnia, Ruanda

¿te suenan a voces quechuas?

¡No, Susana, no! Así truenan

las fosas comunes en Comala.

Paso de largo lo de Chiapas

y nuestro querido México,

pues siguen charla que charla

como si royeran huesos.

¿Que qué fue de la época del aire?

Que la enterramos, Susana,

con su ilusión y su nostalgia,

hasta los pájaros lo saben.

Llanuras verdes. El olor de la alfalfa...

Perdón, Susana, me descuidé:

Era una canción que entraba

por la ventana. Ya la cerré.

¿Nuevas de aquí? Aparte de pensar

y repensar en ti: ninguna.

Sólo el pan de la lectura:

Lucrecio, Dante, Octavio Paz...

Y la vieja y sana manía

de querer desentrañar

el deseo y sus enigmas,

el laberinto de la soledad.

Ni al dolor promete esta tierra

permanencia ni duración.

Ayer desgajé esta sentencia

de unas memorias en flor.

¿El dibujo de tu imagen? Pos

nieve y sol y mar y todo junto.

En rigor, Susana ausente,

Poesía... eres tú, y punto.

Y por la Guadalupita, Susana:

Te juro que no es por celos

si la figura de tu Florencio

jamás florece en mis cartas:

¿Acaso no te amedrenta

lo que chillarán las palabras

si nuestra correspondencia

las pone a hablar de fantasmas?

Y no te rías, que va cosa seria:

Te apuesto a que ni en el Génesis

ni menos en Galicia llueve

tanto como en Bruselas.

Mas ya mejor me despido;

no vayan a maliciar que los dos

no somos sino: tú, el olvido;

yo, apenas tu sombra y tu voz.

Pero antes, un fiel consejo,

Susana: Trata de no regresar.

Todo aquí se ha vuelto espejo

y no hay hacia dónde mirar.

Si parece como si nadie

ya con nadie estuviera.

Como si del sueño de alguien

al vacío se amaneciera.

Y a menudo sí que dan ganas

de precipitar el camino

al fondo de lo desconocido

para encontrarte, Susana,

a fin de comenzar de cero,

los dos inmersos en uno,

libres de la fuga del tiempo

y de la cárcel de los números.

Mas la duda trunca la proeza,

pues ¿qué hace uno si salta

y solo, a oscuras, despierta

sin Susana ni lámpara?

Como fabulaba una calandria

(no la pesqué por La Fontaine

ni la cacé en Monterroso): Caer

en sí, no tiene pies ni alas.

Volviendo a las puras palabras

que como estrellas fugaces

se encienden y apagan

en boca de los amantes

y que ahora mismo se ciñen

los labios de la plegaria

y como a música te piden

que no nos dejes, Susana:

¿No sientes que ellas perciben

que todos andamos locos,

muertos de miedo, rotos,

como Orfeo sin Eurídice?

¿No crees tú que ellas mismas

deben sentirse infelices,

forzadas a vivir de mentiras

y a retratar lo que no existe?

¿Y te imaginas, Susana,

una odisea más triste

que discurrir sin Ítaca

ni Susana ni Ulises,

bajo un cielo inconmovible,

a la deriva, sin horizonte,

el rostro amado invisible

en el mar desierto de su nombre?

Para tus amigos: