El Universo es tan maravilloso que, a través de su existencia de 12-15 mil millones de años, es muy difícil definir cuándo nació un horizonte que apenas trajo hace poco a la especie humana, pero hizo mucho. Se cree, erradamente, que la muerte viene por esencia divina, no es así, se trata de un ciclo fundamental donde el cerebro desarrolla un rol protagónico a pesar de las ideas de la mayoría de los médicos, ideologizados en sus percepciones bibliográficas atrasadas. Sobre la alimentación, tan natural y conceptualmente diversa, se han dicho tantas barbaridades que caen en la absoluta insensatez, generalizando comportamientos orgánicos distintos a partir de determinaciones genéticas. Se maldicen el azúcar y la sal (Qué sería del cerebro sin el sodio y la energía inmediata de la glucosa), cuando nos dan vida y pensamiento crítico. Todos los seres humanos somos diferentes y la respuesta a enfermedades depende de las conexiones cerebrales entre neuronas vitales, sinapsis, para la vida y del metabolismo, un mecanismo que ayuda a utilizar lo necesario para tener una vida plena.
Generalizar pautas de enfermedad es un grave error ya que los organismos humanos responden de distinta manera a éstas, las cuales dependen de la resistencia genética de los cuerpos a su acción. Besar en la boca a un perro sano no es peligroso, simplemente contribuye a crear anticuerpos y comer tierra vitaliza al cuerpo con su riqueza en minerales. Hasta las mujeres embarazadas comen estuco porque les devuelve el calcio perdido en la formación de los niños o niñas. Ahora se ha vuelto una obsesión hacer apología del agua destilada, súper cara, sin considerar que en situaciones terribles los seres humanos han bebido lo que encontraron, incluyendo orina.
No es lo mismo un obeso con existencia sedentaria, poca actividad deportiva y mucho consumo de grasas que un ser humano equilibrado en su físico, con un metabolismo elevado, se trata de casos distintos que la mayoría de médicos y nutricionistas desprecian y que tejen un entramado falso en el que cae la mayoría de la población que no observa con profundidad ni analiza, su conocimiento es pobre porque no lee. La generalización de casos particulares causa un daño enorme a la salud de las personas con dogmas que si bien se pueden aplicar a grupos particulares, no son representativos del todo.
El principal error de los médicos mediáticos, los que especulan con temas fundamentales, o sea de aquellos que explican sus conocimientos y experiencias, siempre parciales y con ejemplos erráticos, consiste en llegar a creer que los seres humanos somos iguales en el comportamiento orgánico que depende de la herencia genética y del cerebro como ente conductor y regulador de los ciclos vitales, siempre que se lo utilice, lo que no hace la mayor parte de la población que distrae su trabajo esencial con prácticas como bailes o danzas, tocando los celulares modernos en todo tiempo y lugar, desmintiendo la naturaleza humana, perdiéndose en sus vaguedades inútiles. Es increíble que el 98% de la población no conozca el diámetro promedio de La Tierra, 12.756 Km, y, además, se dificulta en temas históricos trascendentes porque no quiere entender. Algunos y algunas sí reflexionan sobre memorias y recuerdos. Pero, no son lo mismo. La memoria se refiere a cuestiones fundamentales de vida. Los recuerdos son solamente sueños, simplemente expresan expectativas subjetivas.
La esencia del asunto de la vida y muerte transcurre por senderos ya muy transitados en el largo transcurrir de la especie humana. Tenemos una experiencia de apenas 5-7 millones de años con terribles guerras que no son comparables a los cataclismos cósmicos. Mejor haría el ser humano actuando en la reflexión de su existencia parcial y de su devenir como creador de nuevas generaciones.
El cerebro manda sobre el organismo, define sus potencialidades, a no ser que exista un mal congénito irreversible para el que no existe solución. Es sabido que solamente la muerte lleva al abismo. El ser humano se daña por propia voluntad, no queriendo entender que los conflictos psíquicos dañan al cuerpo, que el estrés afecta profundamente al funcionamiento del organismo. Muchos médicos y nutricionistas generalizan el comportamiento del ser, cuando cada ser humano es vitalmente diferente. La rabia social daña porque este mal, a veces tan imperceptible, lleva al cáncer y a la muerte física, no espiritual. Las drogas, el alcohol y el tabaco generan el final de un cuerpo ya muerto por un gen. Lo demás es propaganda y demagogia.
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