Concluyo la trilogÃa dedicada al programa del bioetanol, analizando aspectos relacionados con el medio ambiente. Normalmente se enfatizan tres ventajas "ecológicas".
Sin embargo, cada una de esas afirmaciones tiene sus detractores.
Algunos investigadores ponen en duda que la producción a gran escala de caña de azúcar tiene caracterÃsticas no renovables, debido al deterioro de la tierra cultivada en tiempos cortos y a la necesidad de utilizar agua, fertilizantes, pesticidas y herbicidas en grandes cantidades, sin contar los efectos secundarios que suelen acompañar a los monocultivos. De hecho, se ha mencionado que el incremento de los cañaverales (De 150 mil a 330 mil Has en siete años) requerirá de miles de toneladas de úrea; ¡un alivio para la cuestionada Planta de Bulo Bulo!
Y, no último, está el tema de la seguridad alimentaria. Es cierto que el azúcar no es considerado un alimento y que de la caña se extrae azúcar y alcohol, pero ya se ha escuchado sectores agroindustriales exigiendo incorporar al programa del bioetanol sus cultivos de cereales (Hoy el sorgo, mañana tal vez el maÃz). A este respecto, el presidente Evo Morales ha defendido en el pasado que los cereales son alimentos y de ninguna manera deberÃa permitirse su transformación en combustibles. Por un mÃnimo de consecuencia, el actual Gobierno debe cuidar la seguridad alimentaria del paÃs, permitiendo exportar los cereales excedentes, pero no transformándolos en combustibles.
En resumen, parece evidente que el ingreso del paÃs a la "era del etanol" amerita una mayor discusión debido a las complejas aristas que implica ese programa.
(*) FÃsico - Twitter: @fzaratti
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