De la teoría minera a la minería práctica

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Desde hace mucho tiempo atrás, desde el nivel oficial se insiste en mostrar una figura especial en lo que se refiere a la proyección minera nacional, la misma que muestra cifras muy interesantes con el registro de "inversiones" y cuyo destino resultan los megaproyectos del litio en la zona de los salares y nuevamente se magnifica el próximo emprendimiento de extracción de hierro y siderurgia en el Mutún.

No hay mucho que mencionar respecto al proyecto del Mutún, del que nos ocupamos en casi todas nuestras ediciones. El actual estará en marcha en los próximos meses, así como lo señalan personeros de la Empresa Siderúrgica del Mutún (ESM), convencidos de que "está vez será la vencida", asegurado que está el financiamiento con un crédito del Eximbank chino y que la empresa adjudicataria del proyecto también es china y ya dispuso la presencia de su personal técnico para preparar "el terreno" para el inicio formal de operaciones. El crédito para este proyecto sobrepasa los 450 millones de dólares, de los cuales el 85% corresponde al crédito asiático y el 15 % deberá cubrir el Tesoro Nacional, por lo tanto la inversión está asegurada, lo que falta es que el proyecto avance.

LA OTRA MINERÍA

Este es el problema de fondo, separándolo de lo que se considera como los macroproyectos mineros del país, que si bien son parte del sistema productivo nacional en el rubro de la minería, no se puede retrasar por más tiempo la aplicación de una política minera global, que signifique, la seguridad del desarrollo nacional y que en gran parte es la minería, momentáneamente estática.

El hecho concreto es que seguimos explotando la maravillosa minería tradicional, esa que proviene de la colonia y que enriqueció a otras latitudes y pasó por las billeteras de los barones del estaño, y en el correr del tiempo permitió crear la Corporación Minera de Bolivia (Comibol) y convertirla en la empresa más poderosa del país, sosteniendo a su turno el paso de varios gobiernos autoritarios, que como señala un historiador "exprimieron la Comibol" para fines particulares. Parte de esa minería continuará rindiendo al país algunos años más pero la estrategia inmediata debe ser su renovación y eso se logrará con un proyecto muy serio de prospección y exploración, que determine la habilitación de nuevos yacimientos mineros.

ORDENAR LA CASA

Pero para cumplir ese objetivo, hay que ordenar "la casa por dentro" y eso significa que debe aplicarse un plan maestro que se cumpla matemáticamente, es decir en el orden lógico de esta ciencia que comienza en el primero, el punto 1. En este caso lo primordial es hacer uso de la ley sectorial, la 535 de minería y metalurgia que fue promulgada en Oruro el 28 de mayo del 2014 y que el próximo mes cumplirá cuatro años, un tiempo lamentablemente perdido, pues no se aprovechó el mismo para redactar y aprobar el reglamento de la Ley, normativa sin la cual no puede aplicarse, menos si también adolece de una regulación especial sobre la aplicación del sistema tributario que debe regir en el país para todas las actividades de la minería en general. Por lo tanto regularizar la Ley 535 debe ser el trabajo prioritario e ineludible de las actuales autoridades en minería.

Demás está decir que luego debe encararse la objetiva preparación de la política minera, que en su aplicación funcional empezará por reestructurar la empresa estatal minera, Comibol, para inmediatamente establecer un gran proyecto minero dirigido a "reactivar" la minería nacional, tarea de la que será responsable un equipo profesional del más alto nivel que se desempeñe a la cabeza de Comibol.

POLÍTICA MINERA

La nueva política minera debe encarar principalmente la gestión de recursos financieros en montos, parecidos, similares o mejores que los que se disponen para fines de exploración y producción de hidrocarburos, partiendo del principio de dar su lugar a los proyectos que implican el uso racional de nuestras riquezas no renovables, el petróleo y los minerales, en un caso con una lógica paulatina declinación, en tanto que el otro rubro con una nueva dimensión productiva que debe concretarse a través de la prospección y exploración de nuevos yacimientos y el apoyo a los megaproyectos del litio y el hierro.

La minería para ser sostenible necesita concretar nuevos yacimientos de probada rentabilidad, eso demanda fuerte inversión y suficiente tiempo de preparación, por lo que encarar tal proceso, no puede seguir demorándose en una teoría lingüística que ni siquiera es afín a la verdadera minería, sino más bien a distraer la atención ciudadana y confundirla con muchos anuncios y pocos proyectos de verdadero desarrollo. Recuérdese que más de una década, no hay un solo proyecto bueno en materia de minería, ni tampoco en metalurgia, pues la habilitación del horno Ausmelt en la metalúrgica de Vinto era parte de un obligado proceso técnico, lo que no sucede en el caso de Karachipampa donde los gastos continúan pero el "elefante blanco" no camina.

Se espera que un reiterativo anuncio presidencial, para el que inclusive se mencionó la aprobación de un presupuesto, pueda comenzar a ser implementado, tanto en Oruro, donde se fijó su asentamiento en predios de la fundición estatal, en Vinto-Oruro, para dar paso a la fundición de zinc. Potosí espera otro tanto, pues la oferta consignó a los dos distritos mineros. Pero este importante proyecto, sigue siendo parte de la carpeta de anuncios, todavía en el esquema de lo que bien se llamaría, la minería estática, rodeada de muchos elementos teóricos y pocos planes prácticos.

Hay que convenir en la necesidad de aplicar cambios prácticos en minería, empezando por formalizar su funcionalidad, para que pueda reactivarse en la dimensión de verdadera potencialidad, pasando del discurso y los anuncios al desarrollo de una política renovada, debidamente financiada y productivamente desarrollada.