Niños día y noche

Los niños son como las flores, duermen de noche y brillan de día, por ello pongamos todo nuestro esfuerzo y toda nuestra capacidad para brindarles buena educación, buena alimentación, buenas costumbre y sobre todo buenos ejemplos. En base a estos conceptos es que debe transcurrir el tiempo de cada día bajo la celosa atención de padres y tutores, para dar seguridad y tranquilidad a todos los niños y las niñas, que son el presente de la patria y se formarán para responder al reto de vivir en el futuro con paz y libertad.

El Día del Niño fue dispuesto en su celebración en el año 1952, cuando la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), redactaron y aprobaron la "Declaración de Principios Universales del Niño", como una norma dirigida a eliminar las negativas consecuencias de la desigualdad que era un azote para la colectividad de los ciudadanos más desprotegidos en el mundo, los niños.

Lo sobresaliente de todo ese movimiento internacional, que lamentablemente no pudo coincidir en determinar una sola fecha mundial para rendir homenaje a los niños, derivó sin embargo en la coincidencia plena de aprobar y comprometer a todos los gobiernos, la vigencia y el respeto a la Declaración de los Derechos del Niño.

Se trata de un conjunto de ocho normas que deben cumplirse como leyes y reglas que regulen la convivencia entre adultos, niños e incluso adolecentes. Entre los deberes del Niño, el primero recomienda: "Respetar a nuestros semejantes, sin importar su sexo, nivel socioeconómico, religión, nacionalidad o sus impedimentos físicos y mentales".

Y entre los derechos del niño se mencionan, el de nacer en condiciones adecuadas, llevar un nombre que no sea lesivo a su personalidad, a no ser maltratado física o moralmente, a ser respetado en todas sus creencias, tiene derecho a la protección integral de su vida, al respeto de los demás en cuanto a su dignidad, a tener todas las medidas de previsión y de seguridad social, y la obligación de vivir con dignidad, respetando su condición de minoridad. Cuando se conocen estos deberes y derechos de los niños, lo que sacude la conciencia de muchos adultos y especialmente de gobernantes y autoridades, es reconocer que muy pocas de las recomendaciones se cumplen al cien por ciento.

Por eso en la ocasión cuando celebramos otro Día del Niño, vale la pena hacer conciencia sobre nuestras responsabilidades reconociendo que cotidianamente estamos ofuscados con el trabajo, con deudas, distracciones u otras responsabilidades, dejando de lado la necesidad de darle al niño felicidad y seguridad. La mejor promesa en este día deberá ser comprometer nuestro esfuerzo para que cada día podamos estar muy cerca de cada niño, para entenderlo y atenderlo responsablemente. Un compromiso ineludible con los niños, noche y día.

Fuente: LA PATRIA