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Domingo 08 de abril de 2018

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Revista Dominical

El Imperialismo, la Masonería y la Guerra del Pacífico - Parte II

08 abr 2018

Por: Antonio Revollo Fernández - Past Presidente de la Sociedad de Historia y Geografía de Oruro

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V. EL SE?UELO DE LA TRAMPA: TACNA Y ARICA

Por otro lado, la diplomacia chilena a través de sus personeros incluyendo al ilustre boliviano Gabriel René Moreno intentaron coaligar a Bolivia, al lado chileno en contra del Perú, con el señuelo de entregar Tacna y Arica como compensación de su litoral, por ello se indica que dentro del país operaba la quinta columna: "El personaje que ya esperaba la propuesta chilena era Don Aniceto Arce, dueño de la famosa empresa minera Huanchaca, y factórum de la oligarquía de la época, objetivo chileno, pues, era la mina más rica de Bolivia y su fama había trascendido las fronteras. Entre sus socios estaban Melchor Concha y Toro, Gregorio Donoso y Javier Huidobro, todos prominentes miembros de la oligarquía chilena. Obviamente, un personaje de tales características, que tenía un pie en Bolivia y el otro en Chile, estaba llamado a jugar un papel de primer orden dentro los planes elaborados por la banca inglesa y los accionistas de Valparaíso" (8).

Hilaron Daza, daría a conocer al Presidente del Perú, General Prado, semejante propuesta, en homenaje de lealtad y fidelidad, pero, "los grandes intereses en juego con las cúpulas de la masonería afloró en aquella oportunidad, ya sin escrúpulo alguno. Desde hace años se había ido produciendo una simbiosis entre las empresas explotadoras de guano y salitre con las logias que operaban en Santiago y Valparaíso. Tal era el caso de la Gran Logia de Chile, cuyos miembros en su mayoría eran socios o accionistas de las salitreras. El Serenísimo y Gran Maestro de la Logia era nada menos que don Evaristo Soublete, de nacionalidad inglesa, pero al mismo tiempo Gerente General de la Compañía de Salitre y Ferrocarril de Antofagasta, con residencia en Valparaíso, Jeorge Hicks, George Paddison, Diego Admson, Juan Clemenson y R. H. Stevenson, eran socios o formaban parte de la misma empresa" ( 9).

La Gran Logia chilena estaba encaramada en la denominada "Sociedad de Socorros Mutuos de la Patria", que hicieron colectas públicas y aportes extraordinarios para la presencia de las tropas chilenas en Antofagasta, además, del odio antiboliviano que tenía el serenísimo Gran Maestro de la Logia, Evaristo Soublete que llegó con los invasores, soliviantando desmanes y tropelías sin nombre, cometidas contra la población indefensa, sometidas a toda clase de actos indignos al calor de la embriaguez que otorga el desaforo de los bárbaros, como el caso de Mollendo en el Perú, que inclusive fue acremente criticada por la propia población y prensa chilena.

De inicio el asalto de Antofagasta y otras poblaciones bolivianas fue fácil por la penetración pacífica de chilenos para trabajar en nuestras salitreras que prácticamente dominaban nuestro litoral numéricamente y, que en ese momento nuestro país, pasaba por una de las terribles calamidades, una sequía larga, epidemias como la peste, que fue diezmando a nuestra población, además, debilitado el ejército, por las innumerables luchas y pugnas internas por llegar al poder, siendo el caudillismo y el extremado celo, factores que diezmaron nuestras fuerzas. Precisamente dicha situación fue aprovechada por los capitales chilenos y británicos parta urdir un plan maquiavélico a partir del siniestro Melgarejo y otros connotados chilenófilos y logieros como Tomás Frías, Aniceto Arce, Mariano Baptista, Narciso Campero y otros.

Luego de los desaciertos en la conducción militar que hicieron deambular al ejército boliviano cientos de kilómetros sin toparse con el enemigo y finalmente, "holgar durante nueve meses en Tacna, vegetando sin hacer nada crepitó el espíritu guerrero boliviano, que, sin embargo, el mismo obedecía al plan de traición a la patria por Narciso Campero. Pero veamos lo que indica Hugo Roberts Barragán: "La batalla del Alto de la Alianza, en que los Colorados de Bolivia y los mejores soldados del Perú hicieron derroche de heroísmo, no debió realizarse jamás y su precipitación forzada constituye la mejor prueba de conducta de su comandante Campero, tenía el compromiso de liquidar la guerra en favor del invasor. Y por eso condujo al ejército que comandaba a la más espantosa liquidación y derrota".

Prácticamente, la presencia del ejército boliviano culminó en la batalla del Alto de la Alianza, el 26 de mayo del 1880, descollando los Colorados de Bolivia a la cabeza de su Comandante, Cnel. Ildefonso Murguía, teniendo que soportar nuestro aliado Perú, hasta 1883, las arremetidas del ejército chileno, cuyas características merecen otro estudio, por los devaneos de un lado y del otro, donde inclusive, se lanzó la peregrina tesis de la "polonización", es decir, el descuartizamiento de Bolivia a favor de los países que rodean sus fronteras.

Sin embargo, es necesario resaltar que diferentes mandatarios y cancilleres chilenos de manera ladina y engañosa comprometieron un puerto para Bolivia a través de varios protocolos, como el Tratado de Transferencia de Territorios, firmado el 18 de mayo de 1895 entre Chile y Bolivia, donde, por Chile firmó el canciller Luis Barros Borgoño y por Bolivia el ministro plenipotenciario don Heriberto Gutiérrez, cuyo artículo 3ro. indicaba: "A fin de realizar el propósito enunciado, el Gobierno de Chile se compromete a empeñar todos sus esfuerzos, ya sea separadamente o conjuntamente con Bolivia para obtener en propiedad definitiva los territorios de Tacna y Arica", así como como lo expresado, posteriormente, por el Presidente Arturo Alessandri que expresó: "Bolivia siempre encontrará a Chile dispuesta a iniciar nuevas negociaciones con el objetivo de facilitar el acceso de Bolivia al mar, a través de un puerto propio". Así como el "abrazo de Charaña", entre los presidentes Augusto Pinochet de Chile y Hugo Banzer de Bolivia que comprometieron un corredor soberano territorial con acceso al mar.

Y, este cuento repetido una y otra vez, después del Tratado de 1904, (Considerado sagrado, intangible, inmutable y eterno por la oligarquía empresarial y la clase política chilena dominante), que varios presidentes y cancilleres de Chile comprometieron la fe del Estado chileno de resolver este problema que reclama Bolivia , apoyados, además, por las 11 Resoluciones de la OEA, como la Resolución 426 del 31 de octubre de 1979, donde la Asamblea General declaró que "es de interés hemisférico permanente encontrar una solución equitativa por la cual Bolivia obtenga un acceso soberano y útil al Pacífico ".

Esta herida sangrante de cada uno de los bolivianos y bolivianas sin distinción de clases y edad, jamás renunciará a volver al mar con soberanía plena y que es un tema pendiente donde las naciones del mundo y los organismos ecuménicos como la Corte Internacional de Justicia de La Haya darán razón a la verdad histórica y jurídica, clamor que adquirió inusitada fuerza con la demanda presentada por el Estado boliviano a partir del año 2013.

Bolivia entera espera que así sea.

BIBLIOGRAFÍA

1. ARCE C. Eduardo, "La Economía de Bolivia", Edit., Los Amigos del Libro, 1ra., ed., La Paz, 1979.

2. AGUIRRE L. Joaquín, "Guerra del Pacifico, Pacto de Tregua, 1884", Edit., Los Amigos del Libro, 1ra. ed., La Paz, 1987.

3. COLECTIVO SUR, "El Nuevo Orden Mundial y Saqueo de Bolivia", Edit., SOMOS SUR, s/ed., Cochabamba, 2006.

4. ESCOBARI C. Jorge, "Historia de la Diplomacia en Bolivia", Edit. UNIDAS S.A. 1ra. ed., La Paz, 1975.

5. DE MESA, José DE MESA Carlos, GISBERT Teresa,", Historia de Bolivia", Edit., Gisbert, 7ma., ed., LA Paz, 2008.

6. GALLARDO L Jorge," La Nación Postergada", Edit., Los Amigos del Libro, 1ra. ed., La Paz, 1998.

7. OBLITAS F. Edgar, "La Historia Secretó de la Guerra del Pacifico", Edit., Túpac Katari, 4ta.ed., Sucre, 1983.

8. MARTINEZ H. Cástulo, "El mar d Bolivia" (Reflexiones de un ciudadano chileno), Edit., Juventud, 1ra. ed., La Paz-Bolivia, 1990.

9. RODRIGUEZ C. Bernardino, "Un capricho llamado Mollendo", Edit., Universidad ALAS Peruanas, 2da, ed., Molendo-Perú, 2005.

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