La mayorÃa de las personas constituyentes de la clase media se ha miserabilizado económicamente, está llena de deudas con los bancos y trata de desarrollarse con más empleos, a pesar de un minúsculo mercado de trabajo, y tareas que acabarán pronto con su capacidad de producir bienes e ideas. Hay un malestar que existe no tanto por los últimos años de decrecimiento de exportaciones de gas y minerales, sino porque el régimen no ha utilizado los inmensos ingresos de anteriores periodos para fomentar la producción y el empleo. Si lo hizo fue de manera mediática. Desde la noche negra que se inició en cierta fecha de 2006, no hay lugar a expectativas, sino a situaciones de supervivencia.
Es ridÃculo pensar que el Estado Plurinacional, transitorio por irracional, y en manos del MAS, haya ampliado el espacio de la clase media, más bien lo ha reducido, dando lugar al emporio de la clase alta, cada vez más rica a través de sus inversiones en la Banca especulativa, en las explotaciones mineras y en sus ganancias en bonos oscuros en los "paraÃsos fiscales". El Estado no ha dado oportunidades, las ha destruido en beneficio de una minorÃa de sus fanáticos, de la pléyade de sinvergüenzas que pululan en sus instituciones, no las del pueblo boliviano. El Estado, en manos del MAS, pudo haberse definido por los intereses generales de toda la gente y no lo hizo por sustentar intereses cardinales de clase hipertrofiada donde los movimientos sociales ignorantes son subordinados a un orden neofascista donde "sigues al Jefe o estás muerto polÃtica y socialmente". El mercado ha sido ampliado por la comercialización de la coca destinada a la producción de cocaÃna y por el crecimiento demográfico de la población, pero no por el empleo y la producción.
Leer más
¿Acaso la satisfacción solamente de bienes vitales es el objetivo del socialismo que tanto pregona el MAS? Esto lo podrÃa hacer un Gobierno sensato en cualquier forma de pensamiento. Lo importante es llegar a transformaciones más profundas que tienen que ver con la calidad de vida como forma concluyente de progreso. Los nuevos ricos de la burguesÃa aymara tienen edificios, vehÃculos y dinero, y ¿Esto los hace clase media? En todo caso pertenecen a la clase alta, dependiendo de sus altos ingresos, aunque de manera depauperada, no señorial. Otros, solamente son pertenecientes a la clase baja alta y no más. Más bien sus hijos, a partir no de su escalamiento económico, sino profesional y cultural ya podrÃan pertenecer a la clase media dependiendo de su actitud intelectual.
Lo que tenga que pasar pasará y no habrá disputa entre la capa tradicional de la clase media y personas, no grandes grupos, que se incorporen a ella previa realización de requisitos históricos que no pasan solamente por lo económico, simbólico o la educación formal. No existen dos clases medias, sino una sola a partir de distintas conformaciones, pero únicas en el sentido de su apego a la nación boliviana, de su pensamiento universal y, exclusivamente, no étnico, de su formación amplia, de sus convicciones ajenas a la unilateralización perversa que cae en el racismo. La clase media no puede ser racista por su misma condición de grupo social unificador en torno a principios generales que defienden a la nación boliviana mestiza.
Lo de carencia de responsabilidad es superfluo, la clase media se ha cargado en sus hombros la gestión del paÃs. En realidad no ha sido ajena a procesos destructivos, también ha sido cómplice de la degeneración social, pero más lo son la clase alta y la baja. La primera por interés y la segunda por ignorancia y oportunismo. La clase media no tuvo el tiempo ni la posibilidad de constituirse en su momento como una realidad perspectiva, lo hizo "a patadas polÃticas" y surgió como la esencia de la nueva sociedad, no la burguesa, tampoco la proletaria, sino como el signo de una nueva época, aunque todavÃa no lo sabe, está reconcentrada en sus miedos y traumas profundos. Pero cuando se levante la sociedad cambiará profundamente.
La historia no se inscribe exclusivamente en la deliberación sobre hechos muchas veces tergiversados. Su esencia tiene que ver con la utopÃa irredenta que es per sé deliberativa y, principalmente, reveladora del mañana. La clase media asumirá finalmente su rol, transformador y revolucionario, más tarde que temprano y lo tendrá que hacer en una guerra cruel y costosa. Y los responsables son los que generan odios corporativos. Ya los jóvenes de Cochabamba se rebelaron hace un tiempo contra los cocaleros del Chapare. Es un ejemplo a seguir. Si no hay democracia queda el conflicto fatal.