Viernes 06 de abril de 2018
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Diariamente en Bolivia se reporta la desaparición o extravió de personas, que generalmente son niñas, adolescentes y jóvenes en edades comprendidas entre 13 a 25 años, por motivos: familiares (incomprensión de los padres, problemas entre hermanos y otros), influencia de amigos para vivir independientes, deseo de convivir con pareja, etc. De todos los casos un 70 % retornan al hogar después de un breve tiempo y otros permanecen desparecidos, por lo que se supone que pueden haber sido víctimas de una red de trata y tráfico de personas o lo más trágico de asesinato y desaparición de personas.
Se entiende al tráfico o trata de personas a la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad a la concesión o recepción de pago o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. La trata de personas, por un lado es una violación a los Derechos Humanos, es una manifestación de desigualdades persistentes y un crimen con consecuencias ultrajantes para sus víctimas. Se trata de un negocio sumamente lucrativo, con escasos riesgos para los traficantes y sus colaboradores/as.
