Hombre Conócete a Ti Mismo

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Una de las causas más determinantes de la situación de crisis, insatisfacción, caos e infelicidad que vive nuestra humanidad, es la deficiente educación que recibimos todos. Nuestra educación actual es incipiente porque está orientada sólo a capacitarnos para podernos ganar la vida, pero no conocemos casi nada sobre la vida misma. No sabemos ¿Quiénes somos?, ¿De dónde venimos?, ¿Hacia dónde vamos? No conocemos las leyes universales que rigen la creación y nuestras vidas, tales como la ley de la cristalización objetiva, la ley de la atracción, la ley de la afinidad vibratoria o la ley de causa-efecto en todas sus aplicaciones. No conocemos todas las dimensiones en las cuales nos desenvolvemos, ni la estructura que tenemos en estas dimensiones como seres materiales, energéticos y espirituales que somos. Y lo más triste es, que no nos damos cuenta, que no sabemos.

Hemos desarrollado una impresionante tecnología de consumo que nos debería ayudar a ser verdaderamente felices, pero en realidad nos hace más infelices aún, porque en vez de liberarnos nos esclaviza, nos torna dependientes.

Nos hemos alejado de la madre naturaleza, olvidándonos que de ella nacimos y que a ella volveremos, divorciándonos totalmente del equilibrio maravilloso del fluir y refluir de los 4 elementos en los ciclos de evolución e involución de la vida libre en su movimiento.

En fin la soberbia y la ignorancia nos han llevado al punto de ser los únicos destructores de nuestra maravillosa morada planetaria, sin darnos cuenta que somos una gran familia global donde todos deberíamos tratarnos como hermanos, tal como verdaderamente somos, sin fronteras ni diferencias, todos buscando el desarrollo de las virtudes que se sintetizan en amor y felicidad plena, que es el resultado del vivir en armonía y paz, libres de odios, críticas, susceptibilidades, temores, traumas, complejos, envidias, lujurias, vanidades y egoísmos que son el inconsciente resultado de la manifestación de nuestros estados interiores que causan guerra, destrucción e infelicidad.

Se debe gestar un cambio radical en la educación a nivel mundial, orientando para que todos alcancemos el auto-conocimiento de sí mismos, la comprensión de nuestra estructura psicológica y anímica, enseñando el despertar de la conciencia, el respeto de la libre iniciativa, el desarrollo de la auto-disciplina, no en base al temor, sino mas bien, en base a la auto-comprensión. Se debe enseñar a respetar el libre albedrío, la libre determinación y la libre elección en el modo de vivir, pero siempre guiando y orientando sobre los valores eternos, las virtudes universales y los derechos humanos.

Debemos comprender que lo que más falta hace a la humanidad es "AMOR" y "SABIDURÍA", sin olvidar que estas son las dos columnas principales sobre las cuales se sustenta la creación. Debemos conocer las leyes universales y saber cómo está estructurado el Cosmos en base a las mismas, para poder expresar el amor universal en sus diferentes facetas y dimensiones.

Conociéndonos a nosotros mismos conoceremos el espacio exterior, que es un orden perfecto y a la madre natura, que es vida en abundancia y podremos existir de acuerdo a las leyes divinas universales, creciendo interiormente, desarrollando esa semilla de Dios que mora en nosotros y que es nuestro ser inmortal y eterno, la causa misma de nuestra existencia, el objetivo principal de nuestra vida, la razón primordial de nuestro transitar por la eternidad.

En el frontispicio del Templo de Delfos, el mayor templo de la sabiduría griega, estaba escrita esta frase maravillosa de Tales de Mileto, que expresa una de las máximas de la sabiduría universal:

“Te advierto, quien quiera que fueres, oh! tú que deseas sondear los arcanos de la naturaleza, que si no hallas dentro de ti mismo aquello que buscas, tampoco podrás hallarlo afuera. Si tú ignoras las excelencias de tu propia casa, ¿cómo pretendes encontrar otras excelencias? En ti se halla oculto el tesoro de los tesoros. Oh! hombre, conócete a ti mismo y conocerás al Universo y a los Dioses”.

Fuente: LA PATRIA