Estos problemas de orden de dependencia y gratitud por el ser y la vida, son solucionables si se impone el diálogo inmediatamente detectado el atisbo de problema, con la impronta del amor, a la consideración y comprensión a los roles: hoy hijo, mañana padre, o hija, pronto madre. Todo se circunscribe al entorno que se le asigne al diálogo: honestidad, crudeza respetuosa en la exposición para evitar eufemismos. Cuando en una familia está presente el problema no se debe deambular en la incertidumbre, sino afrontarlo con coraje y elevado respeto, evitando sobre todo herir los sentimientos, dedicación, sacrificio y protección dedicado por los padres a los hijos.
Es natural contemplar que es difÃcil para un ser humano que nace del amor de sus padres, desprenderse de esa dependencia, ante los problemas cotidianos que entraña la evolución del crecimiento, empero, debe considerarse que no es justo causar sufrimiento a otra persona que se ama, por no afrontar la situación. Por ello la labor intelectiva de los actores es primordial para comprender con decisión y realidad diáfana que no deben ejercerse influencias ni estratagemas recÃprocamente entre padres e hijos, cuando se inician escarceos de enamoramiento, o peor, en las etapas de construcción de un hogar con otra persona.
(*) Abogado corporativo posgrados en Interculturalidad y Educación
Superior, Docencia en Educación Superior, Conciliación y Arbitraje, doctor honoris causa, escritor.
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