A los cristianos, seguidores de Jesús, nos interesa mucho conocer detalles importantes de la Ã?ltima Cena que Jesús celebró con sus doce apóstoles y que ha dado origen a la EucaristÃa que celebramos en cada Santa Misa. Para ello recogemos un interesante artÃculo del P. Bernardo Estrada, profesor de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz en Roma, añadiendo algún comentario nuestro.
La cena pascual se realizaba en cada familia. La mujer de la casa, cuando veÃa que el sol se ocultaba detrás de la casa del vecino, o cuando contemplaba la primera estrella en el cielo, encendÃa las velas y asà comenzaba la cena. Simbólicamente, esas luces recordaban la creación del mundo por Dios, cuyo inicio los hebreos sitúan en este mes del Nissán, el "mes de las espigas", pues es cuando comienza a crecer la nueva vida. Por eso la Pascua es la nueva Creación.
La Cena se iniciaba de pie y luego los comensales se recostaban sobre unos divanes, formando un cuadrado. Se apoyaban sobre el brazo izquierdo y comÃan con la mano derecha. Jesús presidÃa y a su derecha se situarÃa el más digno, probablemente Pedro, mientras que a la izquierda estarÃa Juan, descansando su cabeza sobre el pecho del Señor.
Jesús seguirÃa en la última cena el "orden de la Pascua", dividida en cuatro partes, cada una de las cuales se concluÃa con una copa de vino.
Tras el lavado empezaba la cena propiamente dicha. El más digno distribuÃa el primer pan ázimo, sin levadura, que recordaba la prisa con que escaparon del Faraón, mientras repetÃa esta bendición: "Bendito eres Tú, nuestro Señor, Rey del universo, que extraes pan de la tierra". Posiblemente en este momento Jesús consagró el Pan. Además del pan, cada comensal tenÃa delante un cuenco con hierbas amargas que se sumergen en una salsa especial con agua salada y algún condimento, recordando el sufrimiento de la huida de Egipto.
La 3ª copa era la "copa de redención" y recordaba la sangre de los corderos inocentes que redimió a Israel en Egipto. Por ello se "da gracias" a Dios. En esta copa Jesús ofreció su Sangre a sus discÃpulos. La 4ª copa, ya antes de marcharse, se unÃa a la recitación del gran himno final, el Aleluya (Hallel), según los salmos 113 a 118.
Por último se servÃa la 5ª Copa, pero no se bebÃa, sino que se dejaba para ElÃas, el profeta que el pueblo hebreo esperaba para anunciar la venida del MesÃas (MalaquÃas 3, 23). Se mandaba un niño a la puerta a abrirla y ver si estaba ElÃas. Pero cada año, el niño regresaba desanimado y el vino se derramaba.
¡Oferta!
Solicita tu membresÃa Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del dÃa en PDF descargable.
- FotografÃas en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.