La clase media boliviana actual, que es muy diferente a la norteamericana, se está rebelando, con diferentes factores que hemos venido señalando desde hace un tiempo: los efectos de la crisis venezolana sobre la percepción de los "procesos latinoamericanos", la desaceleración económica y el desempleo profesional, el fallo sobre la reelección de Evo, la ausencia de una clara dirección de la sociedad con un "gobierno supuestamente popular" aliado al empresariado y movimientos sociales ensimismados y divididos entre dirigentes que buscan convencer a Evo de cambiar a ministros y bases que buscan la manera de convencerlo de cambiar su política, y ninguno de ellos logra su cometido.
Y aquí es pertinente volver a hablar de las ideas de García Linera, quien considera que las movilizaciones democráticas, en el sentido de su esencia transformadora, no obstante que él no lo asume así en lo profundo de su pensamiento, revelan el alzamiento de "una clase media en decadencia" con un supuesto discurso reciclado y perverso. El año 2018 comenzó con una cadena de protestas contra el Sistema del Código Penal, que estuvo encabezada por los médicos. El origen del alzamiento, según el análisis del vicepresidente Álvaro García Linera, se refiere a una clase media que se encuentra en decadencia debido a que, según él, comenzó a perder espacios de privilegio frente a la creciente "clase media popular". Plantea este análisis en un artículo que titula "Asonada de la clase media decadente".
Es una invitación a su muerte política, la de él, ya que la fundamentación en la que incurre es falsa, la clase media se levantó porque la interpelaron los monstruos del poder totalitario y sus turbas mal llamadas "movimientos sociales" y tiene todo el derecho a hacerlo. La Autoridad, muy cuestionada en su historia política y supuestamente revolucionaria, hace una reflexión sobre las clases sociales, en especial sobre la clase media, y concluye que existe tensión porque la clase media tradicional supuestamente se ve amenazada en sus privilegios por una mal llamada clase media popular que, "además de ocupar espacios que antes no estaban a su alcance, tiene vínculos más fluidos con el Estado dirigido por los sectores populares". ¿De qué privilegios habla, de ser depositaria, la clase media, de una memoria histórica dirigida a ratificar una Bolivia mestiza, una realidad tangente en nuestra sangre roja?, ¿De una clase que se ha constituido históricamente en depositaria de una nacionalidad que se antepone a los herederos de una barbarie inca y aymara, basada en la negación de derechos, en la defenestración de voluntades emancipadoras? Se debería regresar al análisis de una historia definida por su análisis crítico, por su visión de hechos ciertos, ajenos a la falsedad étnica, recreada por personas que ocultan su perversión teórica en su construcción de un mundo reaccionario, racista por esencia.
Álvaro recuerda de manera muy astuta, con datos interpretados de manera dirigida y tendenciosa y con conclusiones falsas, que en esta última década el crecimiento de la economía acortó la brecha entre ricos y pobres de 128 a 37 veces, lo que supuestamente permitió que el 20% de los bolivianos pasen a formar parte de la clase media. En este contexto Álvaro ubica perversamente las últimas movilizaciones, las de diciembre de 2017 y de enero y febrero de 2018, donde afirma que esta clase media tradicional busca defender sus intereses con "discursos viejos en envolturas nuevas, como su búsqueda de representación en colectivos ciudadanos". Claramente es una táctica de camuflaje malvada en el sentido político. Y afirma su voluntad política tendenciosamente. La clase media no es popular por esencia, se trata de un grupo pensante ya que, debido a su construcción formativa, se hizo así, piensa porque ha leído y experimentado, y no porque se lo han dicho o impuesto. No es popular en el sentido tradicional, simplemente crítica.
En su informe de gestión en la Asamblea Legislativa, el Jefe de Estado, Evo Morales Ayma, aseguró que "existe mayor igualdad en Bolivia". Son estadísticas direccionadas políticamente y avaladas por organismos internaciones de manera errada en su construcción de indicadores desfasados históricamente ya que no consideran la realidad contemporánea. El Presidente dice que en 2005 la clase media estaba constituida por el 35% de la población y en la actualidad alcanzaría al 58% por la emergencia de miembros de la clase baja que tendrían mayores ingresos. La clase media no es mayoritaria en cantidad, es productiva en el sentido de generar bienes y, principalmente, ideas. La clase media es rebelde por su origen hispánico y lo será siempre. Y cuando se rebele llegará el tiempo de la insurrección que liquidará todo el espacio del etnofascismo.
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