Loading...
Invitado


Domingo 01 de abril de 2018

Portada Principal
Revista Dominical

Preferencia y empatía a nuestros discapacitados

01 abr 2018

¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...

La conciencia moral es la autoridad interior que se manifiesta perceptiblemente a todo ser humano como una voz en diferentes vertientes del acto humano; precisamente para avisarnos lo que debe hacer y no hacer, antes de la acción y cuando ésta está realizada se hace sentir con incesante voz laudatoria (premio), o condenatoria (arrepentimiento recurrente agobiante).

Es elocuente la dolorosa falta de solidaridad, de la virtud de la caridad y la sensibilidad frente a los discapacitados, ya sean del orden físico, sensorial o intelectual; así no es extraño ni infrecuente que el incapacitado sea virtualmente arrollado por la gente que se cruza a la acera del frente para evitarlos hasta llegar al triste y limitado nivel de dignidad de no saber realmente cómo actuar o intervenir con naturalidad frente a ellos.

Las sillas de ruedas para adultos y niños son para que sean empujados y se hace uso de ellas para que las personas con desplazamiento o movilidad reducida, ancianos o embarazadas, utilicen los sitios adecuados, empero, lo más probable es que estos sitios se encuentren ocupados por personas indolentes que cierran o torvan los ojos, los ignoran o, mejor, miran su celular, porque no quieren asumir la fuerza para mirar en la cara a un discapacitado: no vaya ser que lo muerda.

Sería ideal y de un grado superior de elevación de los humanos, y ahora dejo la tercera persona en el artículo, que nos detengamos a pensar cómo será la escalera que utilizó el discapacitado para bajar y cómo están los carteles de preferencia y cómo podría deambular por las calles y en el transporte público si no hay rampas o asideros de seguridad.

Así la gente se aleja del problema, así nada se piensa y poco se hace, a pesar de la activa comunicación entre las personas, tanto en el hogar, el trabajo, en la calle y lugares de diversión, y que no fueron tocadas por esta desgracia. Tal vez, si existiera un programa de educación obligatorio desde la escuela o colegio, los niños valorarían tener piernas, lo que supone no ver nada o como estudia un niño o niña que no oye.

El problema no reside o no lo identificamos ahí, pues se dispone de legislación, de normas y se establecen y consolidan criterios constantemente, pero nunca jamás se ha detenido la sociedad para hacer aflorar su conciencia moral para enseñar al prójimo el significado exacto y puntual de discapacitado.

Solamente aprenden y actúan diferente aquellos que han vivido y viven un caso que les llegó al corazón, que les duele y afecta, si lo descrito se enseñara y educara en la escuela, entonces, se producirá el punto de inflexión y se obtendrían niños, jóvenes y adultos comprometidos, capaces de distinguir la sensibilidad que no es otra cosa que ayudar.

No debe ignorar bajo ninguna circunstancia que la conciencia moral, cuya voz se hará sentir en toda vicisitud de actitud frente al prójimo; nos recordara crudamente, sin miramientos, menos eufemismos de ninguna índole que todos estaremos incapacitados alguna vez.

Dr. Raúl Pino-Ichazo Terrazas - Abogado, posgrados en Interculturalidad y Educación Superior, Docencia en Educación Superior, Conciliación y Arbitraje, escritor, Doctor Honoris Causa.

Para tus amigos: