Constituye un gran valor todo lo que se hace por Oruro, porque es el resultado de la unión y coordinación de esfuerzos destinados a concretar el desarrollo cuantitativo regional.
Profesionales de todas las ramas, en mesas de trabajo, determinan los pasos a seguir hasta hallar el punto de convergencia desde donde se impulsa el razonable desarrollo del departamento comenzando por esta ciudad.
Considero que tanto lo que planifican los empresarios y la Sociedad 10 de Febrero, debe tomarse en cuenta porque ya no es posible quedar atrás con referencia a las metas de progreso alcanzadas por otras principales ciudades de Bolivia.
Ante esa realidad, serÃa bueno concatenar las fuerzas y no dispersarlas, demostrando a las autoridades regionales que, en cada uno de los orureños, hay gran capacidad de trabajo y alto sentido organizativo.
Dentro de ese propósito, con relación a nuestra urbe, será necesario exigir la real vigencia del plan regulador que permita llevar adelante un ordenado delineamiento de las construcciones urbanas, una adecuada apertura de calles, establecer sitios convincentes para emplazar plazas, parques y áreas verdes.
Tomando en cuenta el constante crecimiento poblacional, se tiene que trabajar con alto sentido de responsabilidad en la dotación de servicios básicos como agua, luz, gas y una nueva red de alcantarillado.
Otro caso que preocupa a los orureños, según se puede advertir, es el estado de deterioro en que se encuentra la antigua terminal de buses "Hernando Siles", por efecto de la nacionalización de que fue objeto.
Parece que nunca hubo deseo de precautelar su arquitectura, por lo que es imperioso conocer al desnudo la forma como se manejaron los recursos económicos generados gracias al funcionamiento de ese centro de convergencia viajera.
Al respecto, existe un planteamiento de practicar una auditorÃa imparcial para salir de dudas sobre los resultados deficitarios que arroja su operabilidad, conforme sostienen medios vinculados a la administración del Estado.
Esta clase de observaciones deben ser tomadas muy en cuenta por parte del señor Gobernador, el Alcalde, los asambleÃstas departamentales, los concejales munÃcipes, quienes no deben empecinarse en decir que todo está bien cuando la realidad es otra al verse la incapacidad que perdura en el manejo de los bienes de Oruro.
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