El hecho es el que más problemas genera diariamente en la mayorÃa de nuestras ciudades, en las que calles y avenidas de manera general, incluyendo calzadas, aceras y sitios de recreación como plazas y parques, espacios públicos ocupados bajo una arbitraria posición social, entendida por aceptación de la comunidad a la presencia de "trabajadores informales" que no tienen fuentes de empleo y se dedican al comercio.
El problema es que esta situación irregular crece en magnitud desbordante, al punto que la propiedad pública deja de ser tal, para favorecer a sectores que han encontrado su mejor ubicación para hacer toda suerte de negocios, en la vÃa pública, sin ninguna consideración por la ciudadanÃa que ha perdido su derecho a transitar con seguridad por las aceras y dejar las calzadas para motorizados.
El cambio de uso de las arterias hace que los ciudadanos compitan peligrosamente con vehÃculos de servicio público y particulares en las calzadas, porque las aceras están atestadas de comerciantes que además amplÃan su abusiva invasión, instalando quioscos, mesas y bancos para ofrecer su comercio de manera preferencial en las arterÃas del centro urbano y en proximidad de los centros de abasto.
En el caso especÃfico de nuestra ciudad, y en función del calendario de algunas celebraciones, una avenida de alto tráfico vehicular es ocupada para la instalación de puestos de venta de productos alusivos a cualquier circunstancia ocasional que obligue a la gente a buscar cierto tipo de artÃculos. La falta de un campo comercial apropiado para ese comercio de temporada, hace que la sufrida vecindad, además de transitar con incomodidad e inseguridad por la avenida casi siempre ocupada por comerciantes, debe caminar varias cuadras para poder acceder al transporte público que altera sus rutas por la presencia de los puestos de venta y la "tolerancia" de autoridades ante un hecho claramente ilegal.
Lo que se observa es la falta de autoridad para realizar un ordenamiento del comercio informal y el ambulante, que igualmente se disputan espacios que son parte del sistema urbano y con usos preferenciales para transeúntes y movilidades de manera ordenada, respetando disposiciones vigentes que lamentablemente nadie las hace cumplir.
La situación está asà planteada, hay un pretexto social para que mucha gente haga comercio callejero utilizando los espacios públicos, es el creciente sector de la informalidad, que silenciosamente ha copado enorme espacio público para molestia e inseguridad de gran parte de la vecindad que se da modos para conjurar por cuenta propia, los riesgos que significa, vivir en una ciudad donde el caos la convirtió en un gran mercado.
Es necesario que algo se haga para paliar este desastre, autoridades municipales y los agentes de Tránsito deberÃan trabajar coordinadamente, para defender los derechos de las personas que merecen un cuidado especial, contemplado en los planes de seguridad ciudadana que son prioridad para el bienestar colectivo. Hace falta principio de autoridad y voluntad polÃtica para frenar la invasión social de las calles.
Fuente: LA PATRIA
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