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Domingo 25 de marzo de 2018

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Cultural El Duende

La crítica inglesa y Jorge Carrera Andrade

25 mar 2018

Jorge Carrera Andrade, poeta ecuatoriano (1903-1978), cuya obra atraviesa el modernismo para dar inicio a la vanguardia en su país

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UN POETA SUDAMERICANO

El movimiento literario conocido en América Latina con el nombre de modernismo, introdujo una renovación en el idioma poético español, en el sentido de una mayor flexibilidad y sutileza de lenguaje. Esta transformación, operada a través de la obra de escritores como Rubén Darío, José Asunción Silva, Julián del Casal, fue posible debido a la incorporación en el español de una síntesis de los métodos de los escritores parnasianos y simbolistas de Francia. El hecho de que esta renovación del lenguaje literario español (la cual afectó profundamente a España misma) haya empezado en América Latina, se debe al tradicional cosmopolitismo de la cultura latinoamericana. Es, desde luego, ese cosmopolitismo el que, desde comienzos del siglo diecinueve, ha distinguido la cultura latinoamericana de aquella de la Península.

Los "modernistas" latinoamericanos no sólo tomaron el idioma poético de los parnasianos y simbolistas franceses, sino muchas otras de sus actitudes emocionales. Nostalgia por lugares exóticos, un tedio aristocrático, neurosis cultivada, languidez "decadente", tales son las emociones expresadas en la poesía de los modernistas. El Ecuador tuvo su trasnochada parte de modernismo decadente en escritores como Arturo Borja, Ernesto Noboa Caamaño y Humberto Fierro. Aquella fue una generación trágica, empapada en la quintaesencia de la morbosidad francesa fin de siecle. Los modelos para la vida y la literatura fueron Baudelaire, Verlaines y Albert Samain, particularmente Samain. Tal es el fondo sobre el cual debe ser vista la nueva literatura que empieza en 1920. De la cosecha de escritores que reaccionaron contra las actitudes emocionales del modernismo, el más importante es Jorge Carrera Andrade. A diferencia de algunos de sus compañeros, su reacción no tomó la forma de una fuerte inyección de contenido social o político en su poesía, sino que contra la lamentación narcisista y el vago misticismo de los modernistas, estableció una poesía de placer sensual en las miradas, formas y sonidos del mundo. En un poema de sus comienzos, El objeto y su sombra, ha escrito su "arte poética"

"Las cosas. O sea, la vida,

todo el Universo es presencia".

Y en el mismo poema declara la necesidad de "desterrar los fantasmas del pensamiento".

Con relación al estilo, Carrera Andrade limita con los "ultraístas" españoles por su seguridad en la metáfora y la creación de imágenes sintéticas, por su eliminación de toda retórica y por la evidente "modernidad" de algunos de sus primeros poemas. Sin embargo, su limitación en el uso de las imágenes compuestas y su simplicidad de exposición (lo que debe directamente a Francis Jammes), han dado a su poesía un peculiar sello personal. Su primera poesía es superlativamente sensual, visual y táctil. La aurora es una rodaja de sandía; la manzana es un cielo de atardecer en miniatura; el ojo del ciervo, una burbuja de silencio: la noche, una almohada en donde descansar. Una imagen característica es aquella de la tormenta en las montañas, de sus Poemas indígenas.

"La montaña brava

ha abierto su oscuro

paraguas de nubes

con varillas de rayos"

Durante los últimos 10 años, la poesía de Carrera Andrade ha sufrido un cambio. Se ha vuelto más metafísica y reflexiva, y su fácil, tal vez inconsciente sensualidad, ha dado lugar a un sentimiento de vacío y soledad. Los poemas de Aquí yace la espuma pertenecen generalmente a esta fase. Hay una lamentación por la pérdida de aquellas "posesiones terrestres" que el poeta demandaba en su primera poesía. El brillo del mundo visual está todavía vívidamente aprehendido y no ha perdido nada de su magia y fascinación, pero el poeta está abatido por un sentimiento de desventura y soledad.

�l refleja la soledad final del hombre sorprendido en el deslumbrador escenario de los trópicos, la redondez de los frutos en sus manos, sus ojos acariciados por la luz y el color; pero con el corazón enfermo de temor. La escena, para el europeo, es exótica y extraña; pero la angustia nos es sumamente familiar.

Crítica inglesa en

"The Times Literary Supplement"

JORGE CARRERA ANDRADE

SILUETA

Notre histoire est noble et tragique. En estas pocas palabras radica el secreto de Jorge Carrera Andrade como poeta y escritor. Igualmente es cierto decir que el sucinto verso "este mundo es mi tierra nativa" puede también ser aplicado a este destacado poeta de América Latina porque todo lo que ve lo hace suyo y en pocas palabras de imagen transforma hasta un paisaje común:

"arbustos de jorobas verdes

parientes pobres de las colinas"

Jorge Carrera Andrade nació en 1903, en Quito. La infancia del poeta transcurrió en el campo y su poesía actualmente está coloreada por su pasado. Desde sus primeros años aprendió a usar sus cinco sentidos. Posteriormente pudo vivir sobre un tesoro inagotable que había acumulado, porque la mente del hombre está habitada como una ciudad silenciosa, con la dormida compañía de los recuerdos, asociaciones, impresiones, actitudes y emociones.

Cuando leemos a Carrera Andrade, nos sentimos conducidos por un guía seguro. Ha escrito desde su primera juventud: hoy es un poeta y escritor maduro con gran capacidad sensitiva. Las palabras de Carrera Andrade son vivas, alados objetos brillantes de color y cargados de aroma. De no menor importancia es la fuerza de la melodía. Carrera Andrade escoge, rechaza y ordena las palabras para el placer que en variado y experto retorno del sonido puede dar. La música de las palabras da énfasis a la descripción.

Pero aunque el estilo es importante, el lenguaje y la melodía no son para el poeta sino los adornos de sus pensamientos e ideas. Carrera Andrade lo sabe. �l siempre tiene algo que decirnos, y además en palabras inteligibles por lo menos para nosotros. �l ha realizado aquello "notre histoire est noble et tragique", y nos hace ver a nosotros mismos cómo somos realmente.

Carrera Andrade ha conocido el dolor padecido por las grandes pérdidas. La reacción más usual es dejarse ofuscar, medio aturdidos por el golpe, inarticulados. Carrera Andrade dice aquello para lo cual nosotros no podemos encontrar palabras. Si sólo fuera por su poema Segunda vida de mi madre sería un gran poeta.

Es imposible tratar acerca de las múltiples facetas de Carrera Andrade como poeta, escritor y crítico. Su obra es aún poco conocida en Gran Bretaña y todos aquellos que todavía tienen que leer sus libros por primera vez tienen un inmenso tesoro que los está esperando. �l conducirá a su lector al país secreto de su alma, pero también desplegará las bellezas de ese vasto continente de América Latina. Nunca se cansará. Como crítico tiene la rara virtud de ser constructivo: él puede enseñar la realidad de las cosas; él penetra al corazón de la materia.

Myriam Blanco-Fombona

De: Letras del Ecuador, N° 64.

Febrero, 1951

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