Viernes 23 de marzo de 2018
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Una serie de visitas de diplomáticos y expertos movió la vida cotidiana de la sede de gobierno los dÃas precedentes con un tema de interés general que está otra vez en agenda, el litio y el futuro de nuestro proyecto estrella del Salar de Uyuni. Mucho se ha dicho y muy poco se ha concretado para desarrollarlo pero, se sueña en grandezas que a la hora de la verdad no siempre se alcanzan. El duro mundo de la minerÃa, refinación y comercialización de este metal tecnológico; ahora de moda por su uso en baterÃas para autos eléctricos e hÃbridos, en equipos industriales y en gadgets de uso masivo; es tan competitivo que como lo apunté reiteradamente en esta columna nuestro proyecto casi perdió el tren de la historia y solo una adecuada reacción en su gerencia lo podrÃa poner en escena nuevamente. ¿Por qué?
El litio metal alcalino número atómico "3" en la Tabla Periódica, es un elemento abundante en la corteza terrestre, en rocas y en solución en salmueras residuales de lagos y lagunas, en los mares y en algunas aguas subterráneas fósiles. No se presenta como elemento nativo en la naturaleza y los minerales primarios básicos de este metal son: lepidolita, ambligonita, espodumeno y la variedad de turmalina llamada rubelita; un fosfato (ambligonita) y tres silicatos que se presentan en rocas de amplia distribución en la corteza como son las Pegmatitas. Como es un elemento abundante sus minerales tienen precios relativamente bajos, en el último año y en la región $us 10.000 a 15.000 por tonelada de carbonato de litio equivalente, LCE por sus siglas en inglés (Bloomberg-BMI 2018). Se comercializa en el mercado como carbonato (48% del consumo mundial), como hidróxido (16% del consumo mundial) y el resto como bromuro, cloruro y minerales básicos (SP Angel, Warren Dick 2015, The rise of lithium). No se comercializa en mercados especÃficos de commodities sino, en trato directo entre productores y consumidores finales.