La ciudadanía está esperando desde hace mucho tiempo que pueda elaborarse, consensuarse y aplicarse una Ley de transporte público que permita a los usuarios gozar de comodidad y seguridad en un servicio altamente sensible por su total desorganización, el caos que genera en el centro urbano y las malas condiciones de una mayoría de esas movilidades, especialmente los minibuses, los micros y también los taxis.
En el Concejo Municipal, la instancia donde debe procesarse ese instrumento, en varias gestiones se puso el tema como parte de una agenda de trabajo urgente, en más de una ocasión hasta se organizaron comisiones para encarar ese trabajo que finalmente no prospera, mientras crece el caos del transporte público en directo perjuicio de los vecinos a lo largo y ancho de la ciudad.
Según los transportistas ha crecido el parque automotor para servir "mejor" a la vecindad, lo que no es evidente, hay centenares de minibuses de servicio público disputándose líneas, que en su mayoría transiten por el centro de la ciudad, ya extremadamente saturado con la circulación de esas movilidades que pudiendo "desdoblar" su servicio por arterias no congestionadas, se ocupan de disputar las líneas que avanzan a paso de tortuga en el centro citadino, generando la molestia de los usuarios que necesitan movilizarse con premura y seguridad para llegar a destinos extremos, en nuestra más saturada ciudad.
Se han hecho muchos intentos para encontrar soluciones a este problema, pero con resultados negativos, debido a una serie de imponderables que se originan en posiciones caprichosas de dirigentes del autotransporte, en algunas circunstancias por reclamo de vecinos y de manera general por falta de autoridad en los niveles responsables de elaborar leyes para su aplicación en busca de mejores condiciones para miles de usuarios y centenares de transportistas.
Es necesaria la decisión del Gobierno Municipal para encarar de una buena vez la aplicación de una ley municipal para regular el transporte urbano, definiendo la distribución de líneas en función al crecimiento de urbanizaciones y población, y no de acuerdo al interés de los transportistas. Se trata de un servicio masivo, por lo mismo debe satisfacer las necesidades de una mayoría de la población, permitiendo además que cada línea cumpla su recorrido de punta a punta, eliminando la costumbre del "trameaje" que molesta a los vecinos y sube el valor de las tarifas.
Actualmente el desordenado servicio de transporte público se rige por una ordenanza que se cumple de acuerdo al criterio de sindicatos y cooperativas, pero excluye las solicitudes de los vecinos, que en la instancia del negocio de transporte, significa el motivo de las ganancias que diariamente perciben propietarios y chóferes de transporte público.
Frente a la ausencia de medidas específicas y concretas para regular la actividad del transporte de pasajeros en la ciudad, es necesaria una Ley específica que ponga orden en el desordenado sistema, que estudie una mejor distribución de líneas, tomando en cuenta que los espacios públicos para la circulación de motorizados, es propiedad municipal y por lo mismo su uso debe ser reglamentado y las disposiciones que se emitan cumplidas al pie de la letra, para lo que debe asignarse responsabilidades compartidas a la sección pertinente de la Policía local, cuyos efectivos hacen sólo tarea de "mirones", ante la indisciplina de los transportistas. El Concejo Municipal tiene la palabra.
Fuente: LA PATRIA
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