Clase media como concepto y expresión de cambio

En el análisis de la historia de la Revolución no se pretende, ni se debería, hacer apología de los forjadores del análisis crítico marxista, simplemente resaltar -cuando corresponda- y, en su caso, interpretar las ideas de los creadores de la transformación social profunda en un contexto contemporáneo tan complejo y diverso como es el del siglo XXI, inclusive criticarles con altura teórica si es necesario. Ellos pudieron equivocarse como cualquier ser humano que posee debilidades y grandezas forjadas en una vida rica en experiencias buenas o malas. Al final, el intento de estudiar reflexivamente los hechos históricos en su conexión con la ciencia política, la economía, la filosofía y otras ciencias y disciplinas del conocimiento no es una tarea sencilla, ya que su complejidad supera a la voluntad subjetiva, por lo que se requiere indispensablemente de un marco teórico lúcido y una metodología científica, los que no siempre acompañan al análisis de estos temas tan trascendentes.

Y ahora hay que hablar de un asunto serio, radicado en el pasado, pero presente por su actualidad vívida. Definir a la clase media a partir de visiones del siglo XIX es un error teórico profundo, hecho que puede llevar a disfrazar oportunistamente la realidad actual. El concepto contemporáneo de este grupo social es una tarea no acabada y se debe realizar considerando todas las variables de la totalidad social.

Y aproximándonos a algo más propio y congénito, el tema de la clase media en Bolivia actual hay que definirlo a partir de los actores políticos y sociales. No es fácil, pero necesario en una visión de teoría política. En el contexto actual, el vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, considera que las últimas movilizaciones en este país revelan el alzamiento de una clase media "en decadencia". La autoridad hace una reflexión sobre las clases sociales, en especial sobre la clase media, y concluye que existe tensión porque la clase media tradicional se "vería amenazada en sus privilegios por una clase media popular". �?sta es una afirmación alejada de la realidad. No tiene argumentos sólidos, anclados en lo que hoy es Bolivia: una sociedad estancada en una barbarie social, la que responde a proyectos racistas de supuesta evolución de las clases bajas. Ni siquiera posee un concepto moderno de clase media. Los ha construido en base a ideas atrasadas, las del feudalismo.

Es notable la especulación teórica y política del vicepresidente y su apego al concepto contextualizado en el Siglo XX de clases sociales de Lenin, centrado en el ámbito económico, el que ya quedó superado por la historia. En realidad, en la categoría de clase social entrarían otros ámbitos: el intelectual, educativo y cultural a la luz del contexto contemporáneo. Así el hecho de que una parte de la población perteneciente a la clase baja tenga mayores ingresos, muy volátiles e insostenibles en el tiempo, no la convierte automáticamente en clase media. Su nivel de educación y cultura sigue siendo mediocre, y no nos referimos al aspecto formal, un título no garantiza conocimiento creativo y transformador. La clase media, en cambio, nació en un contexto determinado de producción intelectual, se hizo fuerte por su determinación, pero sus debilidades congénitas le condenan a no decidir sobre el futuro del país, algo que deberá resolver en la coyuntura corta y media, lo que no se refiere a sus capacidades productivas, sino a su debilidad de confrontación estratégica.