Nuestro paÃs, por decirlo sin tapujos, desde siempre y bajo diferentes intereses siempre ha estado bajo la influencia de algún poder externo, que por algunas condiciones, las presiones de cierto tiempo, el relacionamiento económico o el distanciamiento diplomático circunstancial, han marcado esa dependencia que nos permite sobrevivir, aunque en condiciones que lastiman soberanÃa y dignidad.
No se trata solo de nuestro paÃs, varios de la región están bajo las mismas condiciones de vivir dependiendo de la fuerza o la estrategia de los paÃses poderosos, a los que despectivamente se los califica como "imperialistas" y algunos con más fuerza dominante que otros.
Las naciones del tercer mundo, están ligadas a la polÃtica de dependencia que acuerda con el "imperio" que mejor financia sus programas de desarrollo u otros que tienen que ver con el impulso de condiciones favorables para mejorar sistemas de vida, tomando en cuenta prioridades como salud, educación, asistencia social o programas especÃficos, sugeridos por la comunidad y atendidos en orden prioritario por determinado gobierno.
Está claro que en esas condiciones se avanza si además las relaciones con el "imperio" se desenvuelven bajo algunas condiciones de mutuo respeto, lo que no quiere decir, ni tampoco significa sometimiento de ninguna clase, pues la idea es que en esto de los imperios, "nadie da nada, si no recibe algo".
En la práctica, en el caso de nuestro paÃs, esa dependencia a cierto "poder" externo se ha desenvuelto bajo condiciones muy peculiares, dependiendo de regÃmenes de turno en el orden nacional y la relación de tal o cuál gobierno con el "mandamás" de X o Z potencia, dependiendo el peso de la lÃnea dominante, mayormente alineada en la derecha y muy pocas veces con seguimiento de "conducta izquierdista".
Los gobiernos que cumplen con las formas de interdicción que dispone el imperio, se mantienen recibiendo apoyo financiero, para encarar "programas de desarrollo", pero si se resiste tal situación, lo más sencillo es que se pierde esa ventaja de poder mover las exportaciones al imperio.
Sin embargo y en el caso de nuestro paÃs, resulta que por esas cosas de la polÃtica vigente, protestamos contra el imperio "del norte" y nos sometemos, además con inducción estatal directa a otro poder, el asiático y que se denomina simplemente, China.
Las cosas van en esa dirección y en la actualidad el imperio asiático tiene una enorme cantidad de empresas asentadas en nuestro paÃs, con miles de empleados chinos y algunos bolivianos "maltratados por los asiáticos". El imperio chino tiene a nuestro gobierno endeudado hasta el cuello, nos vende lo que quiere saturando nuestros mercados, generando el cierre de varias industrias y la desocupación.
Estamos frente a una extremada dependencia al imperio chino, con todas las contingencias que eso implica, y con la gran duda de no saber nuestro futuro, pues esta dependencia persistirá todavÃa varios añosÂ?pero cuál dependenciaÂ?esa es la cuestión. Hay que analizar abiertamente, lo que más le conviene al paÃs, al margen de acuerdos polÃticos coyunturales.
Fuente: LA PATRIA
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