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Jueves 15 de marzo de 2018

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Ecológico Kiswara

Los perros artificieros, aliados de los bosnios para limpiar el país de minas

15 mar 2018

Fuente: Sarajevo, (EFE)

Por: Nedim Hasic

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Más de tres décadas después de la guerra civil bosnia, un 2 % del país sigue estando plagado de minas antipersonas, un problema de seguridad que las autoridades combaten con la ayuda de cientos de perros especializados, capaces de limpiar el terreno diez veces más rápido que los artificieros humanos.

El Centro de Adiestramiento de Perros Detectores de Minas fue creado en 2002 en la aldea de Borci, a 50 kilómetros de Sarajevo, a iniciativa de Estados Unidos.

Sus perros e instructores han participado en labores de desminado en Líbano, Serbia, Croacia, Afganistán, Azerbaiyán, Angola, Turquía o Iraq, y se preparan para ir a Colombia, en un proyecto que aún no se ha concretado.

Se estima que en Bosnia-Herzegovina quedan aún unas 80.000 minas repartidas en 1.092 kilómetros, que suponen un peligro para más de 500.000 personas, un 15 % de la población del país, que vive cerca de los terrenos contaminados.

Un problema que aún tardará años en solucionarse.

"Se preveía terminar de limpiar Bosnia-Herzegovina de minas en el año 2019, pero ese objetivo se ha demostrado inalcanzable. Una nueva estrategia lo retrasa hasta 2025", declaró a Efe Nermin Hadzimujagic, director del Centro.

En esa estrategia juegan un papel esencial los perros artificieros. Aunque son animales caros y el adiestramiento se prolonga durante nueve meses, la inversión se justifica porque un solo perro hace el trabajo de ocho artificieros humanos.

"Un especialista puede controlar entre 70 y 100 metros cuadrados al día y un perro entre 1.000 y 1.200", ilustra Hadzimujagic.

Varios cientos de perros, seleccionados según los principios rigurosos, han sido adiestrados hasta ahora en el Centro de Borci.

El pastor belga es la raza preferida por su aguante y concentración. El entrenamiento se desarrolla en varias fases. La primera se prolonga durante tres meses y en ella el perro se adapta al olor del explosivo y al de una pelota que se emplea como recompensa.

"Todo se basa solo en el juego", dice Hadzimujagic. "Después de cumplir bien su tarea, el perro recibe su pelota para jugar, ese es su premio", agrega.

En el siguiente paso, de otros tres meses, el perro y el adiestrador se conocen y se adaptan el uno al otro, hasta que lleguen a formar un equipo unido, que trabajará desde entonces siempre en pareja.

En la fase final, la búsqueda de artefactos explosivos, el perro se adentra en el terreno para investigar cada día cuatro parcelas de cien metros cuadrados cada una.

Fuente: Sarajevo, (EFE)
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