En la teoría marxista original, las clases no se definen por su posición en escalas lineales de poder, prestigio o riqueza, sino por su función estructural en las relaciones de producción (es decir de explotación). Estas relaciones, que constituyen la estructura básica de la sociedad capitalista, están definidas por el uso y la posesión de los medios de producción, es decir, de aquellos bienes que no están destinados al consumo directo, sino que se utilizan para producir otros bienes. El control sobre los mismos, que es relativamente independiente del volumen del consumo, determina la evolución futura de la producción. En el capitalismo, a diferencia de formas de producción anteriores, las relaciones de producción económicas definen completa y absolutamente la estructura social, ésta se determina por la posesión de medios de producción y la forma de trabajo (desigualdad económica), mientras que en el feudalismo factores aparentemente extraeconómicos, como el estamento (desigualdad jurídica), influían sobre la posición social. La situación normativa en el capitalismo se transforma íntegramente en situación de clase y todas las ventajas sociales dependen exclusivamente de la posesión de los medios de producción. Es decir, lo que definiría la clase no es simplemente lo que se posee, sino lo que se hace, la actividad en la que la persona se ocupa. Son definiciones precarias que necesitan ser complementadas en el contexto contemporáneo.
La teoría marxista posterior se interesaría con frecuencia por la sorprendente persistencia de la clase media. Muchos análisis intentaron demostrar que, de acuerdo con las previsiones de Marx, ésta estaba en efecto desapareciendo. El radical incremento de la diferencia entre los extremos superior e inferior de ingresos pareció confirmar tal hipótesis, solamente fue una apreciación apresurada. Esto lleva a que se defina a la clase media, según la teoría marxista, como aquel sector social de trabajadores que son dueños de sus propios medios de producción, o al revés: aquel sector social de los dueños de los medios de producción, cuya fortuna no da para contratar obreros, por lo que es él mismo quien trabaja los medios y se dedica a la producción de mercancías. Lo importante de este sector, es que la producción de su trabajo no es alienada, es decir, que disfrutan del producto de su trabajo. Es un concepto demasiado parcial y precario porque se acerca la clase media a la clase alta a partir del cuentapropismo, lo que en la actualidad no es relevante. Que existe migración de individuos a otras clases, en sentido ascendente o descendente es evidente, pero su magnitud y características varían según las circunstancias concretas. Pero, algo está claro, prácticamente no se puede descender de la clase media a la baja por la posesión de medios económicos ya que predominan los rasgos de formación profesional o intelectual, además de la visión de la sociedad.
La burguesía naciente, una clase revolucionaria aunque oportunista, hizo acuerdos perversos, aunque no escritos, a pesar y por encima de la clase ignorante, constituida por comerciantes, tenderos, carniceros y funcionarios (origen de la clase media) y la casta económica degenerada pero ambiciosa, y con lo peor de las clases y grupos sociales marginales sedientos de sangre, el lumpen de la sociedad, que tenían medios económicos, no obstante poder extremadamente limitado y fue servil a sus intereses, pero con pretensiones mayores: apoderarse conjuntamente del Estado como instrumento de dominación no solamente económico, sino fundamentalmente político. La clase media fue prostituta en su origen y la guillotina fue su medio de represión fundamental, aparte de los funcionarios que se abstuvieron de participar en un proceso sangriento, en principio, y después a través de normas arbitrarias para adquirir poder económico acabaron matando. Dinero tenían, lo demás lo consiguieron con leguleyos oportunistas y la burguesía acabó durmiendo con la nobleza en un proceso de restauración atrabiliaria. Esto pasó con la ayuda de Napoleón y su familia servil.
El "Manifiesto Comunista" se opuso a semejante barbarismo, propuso una cosa diferente, fue trascendental, especialmente por los temas del Estado y las clases sociales, cruciales en cualquier Revolución. A pesar de su carácter determinante, Lenin no pudo tratar el tema de la clase media, de su origen y desarrollo porque no era el tiempo. Pero, esa clase media nació en los recovecos de la Revolución francesa, poco visible y hasta mimetizada, no obstante ya lúcida. Su papel político se vería a la luz de muchos acontecimientos posteriores, inclusive contribuyendo al régimen criminal de Hitler, lo que nos invita a decir que esta clase puede ser revolucionaria o lo contrario, dependiendo de circunstancias históricas precisas. Sin embargo, debe ser revolucionaria hoy ante la defección oportunista de la clase obrera inmediatista.
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