La herida que nunca restañará en el corazón de los bolivianos es la inferida por Chile el año 1879 con la invasión a Antofagasta y posterior guerra de conquista para arrebatar a Bolivia 400 kilómetros de territorio y 120 kilómetros lineales de costa sobre el Pacífico por parte de las fuerzas armadas chilenas que han guardado, desde siempre, complejos, odios y resentimientos acompañados de ambición por Bolivia.
Desde la conclusión de esa guerra injusta, la herida abierta en los corazones de todos los bolivianos ha manado sangre que clama reparación, que ha buscado, a través del tiempo, que se nos haga justicia, que la comunidad internacional reaccione a favor de Bolivia para que Chile a su vez repare, por lo menos en parte, los daños inferidos; pero, la comunidad internacional se ha referido al tema y nunca hizo nada positivo y bien puede decirse que se mantuvo como cómplice expectante de quienes habían cometido el atropello más grande con el latrocinio de lo que siempre perteneció a Bolivia: su Litoral con su extensa costa.
El mar y el retorno a sus costas siempre ha sido vocación de toda Bolivia; pero, por conversaciones y consideraciones del problema, por "buenas intenciones" mostradas alguna vez por Chile, por diversas opciones que se planteó para estudiar el caso, nada conmovió a los gobiernos chilenos para dar curso a las intenciones; pero, tan sólo por decisión y mandato de las fuerzas militares chilenas que siempre han tenido envidia por el extenso territorio que tiene Bolivia y que despertó la insanía de apoderarse de él muchísimos años antes de la injusta guerra, nada fue posible.
El Tribunal Internacional de Justicia de La Haya surgió como esperanza que luego dé como resultado la decisión plena de que Chile se avenga a conversar, charlar, convenir y acordar acuerdos con Bolivia para encarar, seria, honesta y responsablemente, la reparación de la injusticia inferida y no, como muchos políticos chilenos dicen, para "arrebatarles parte de "su" territorio" ni mucho menos. Bolivia tiene conciencia de lo ocurrido al término de la guerra; es consciente de haber firmado un Tratado permanentemente violado por los gobiernos chilenos; es consciente de los ríos que nacen en Bolivia y que benefician solamente a Chile; es consciente de que, por descuidos irresponsables, ha tenido vigencia desde el año 1908 el que Chile aproveche, gratuitamente, las aguas de las vertientes del Silala que son netamente bolivianas; en fin, en Bolivia hay certeza absoluta del mucho daño que se le causa permanentemente; pero, hay conciencia: que Chile, más temprano que tarde, reconozca los derechos de Bolivia y que Chile, así sea mínimamente, repare los daños inferidos.
Retornar al mar es vocación de todos los bolivianos y nadie, por poder que tenga, hará que esa herida cierre mientras no haya la debida reparación que emerja de un diálogo amplio, cordial y honesto. Esa unidad boliviana nunca tendrá mengua y esa unidad rechazará todo sentimiento de desunión y confrontación entre los bolivianos que, muchas veces los complejos y odios separatistas pretenden debilitamientos que no se producirán debido a la vocación y conciencia de todos los bolivianos que, pese a todo, rechazarán todo con tal de mantener incólume la unidad en aras del interés de volver al mar que existe en el corazón de todos los bolivianos.
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.