Cuando las condiciones son propicias para establecer un diálogo fructífero no hay distancias que impidan el propósito, al menos eso está comprobado en la intención de dos fuertes actores de la política nacional y de la estructura misma de la administración nacional, el Presidente de Bolivia y el Gobernador de Santa Cruz.
Después del mandatario deberían tomar su ejemplo el resto de los miembros de la cúpula gubernativa, caso de ministros y viceministros, mientras que en el otro extremo ya se vislumbra que otros gobernadores (de oposición) también se decidan por el diálogo abierto y sin confrontaciones, aquí y allá, donde en realidad se hace productivo el entendimiento.
Tienen que desatarse los nudos que amarran fuertemente las posiciones encontradas entre autoridades del gobierno y los antes prefectos y ahora gobernadores. Parecería que hasta hace poco prevalecía alguna corriente interna que aconsejaba o asesoraba al mandatario en un esquema de autoritarismo que ya no corresponde al tiempo presente.
Ahora las relaciones intergubernamentales tienen que abrirse a las exigencias de la comunidad, para que los actores del programa político entiendan que sin diálogo franco y sincero es muy difícil alcanzar objetivos de acercamiento, pero sobre todo de entendimiento.
Lo que tiene que evitarse son aquellas actitudes “intragubernamentales” que por su efecto hacen daño al Gobierno en la proporción que afanes sectoriales separan al mandatario de una realidad que sólo puede vivirla sintiendo las causas en el lugar de los hechos.
De aquí adelante es posible que las cosas mejoren en el tratamiento que debe existir entre gobernantes y gobernados sin que los procesos de autonomía sean de influencia vertical en ninguna de las posiciones, por una parte ya no vale el centralismo secante y por otra el modelo autonómico no representa plena independencia, simplemente se trata de un sistema de administración directa de las utilidades que genera cada región y que deben beneficiar con prioridad a sus habitantes, sin descuidar por supuesto el aporte que sirva para sostener la nave del Estado y de esa instancia se favorezcan también los planes globales que hacen el conjunto de proyectos para que el país avance.
Otro de los factores interesantes del diálogo que se abrió y continúa entre Presidente y Gobernador, es que por ese medio baja la distensión y asegura un clima de seguridad en la persistencia de un objetivo que de momento, y ojalá continúe del mismo modo, se dirige a mejorar las relaciones Gobierno y Gobernadores, mejor si serían todos, pues así se intercambiarán ideas que por su efecto y práctica pueden ser ejemplo entre una y otra región.
Lo importante es que se eliminen las fronteras internas y se abran las puertas del Gobierno y de las Gobernaciones para que además se amplíe el proceso a las autoridades municipales, de manera que juntos todos puedan forjar un mejor destino para los bolivianos.
Basta ya de persecuciones, de amedrentamiento y de amenazas, de resistencia u oposición, hay que cambiar la perspectiva del país, con diálogo, con acercamiento, con ideas y propuestas, con armonía, respeto y valentía.
Fuente: LA PATRIA
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