Domingo 11 de marzo de 2018
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Los clásicos (de la filosofÃa y la literatura) ocupan un lugar cada vez más marginal en las escuelas y universidades.
Los estudiantes pasan largos años en las aulas de un instituto o de un centro universitario sin leer nunca Ãntegros los grandes textos fundacionales de la cultura occidental.
Se nutren sobre todo de sinopsis, antologÃas, manuales, guÃas, resúmenes, instrumentos exegéticos y didácticos de todo tipo.
En vez de sumergirse directamente en la lectura de Ariosto o de Ronsard, de Platón o de Shakespeare -que les robarÃa demasiado tiempo y les exigirÃa esfuerzos hermenéuticos y lingüÃsticos excesivos- se les anima a valerse de atajos, representados por los numerosos florilegios que han invadido el mercado editorial.
Se trata de una polÃtica escolar perversa que ha terminado por condicionar de manera irreversible también las elecciones programáticas de los editores.
Nuccio Ordine en:
La inutilidad de lo inútil.