Lo ocurrido hace un mes en la ciudad de Oruro con una explosión en la vía pública y tres días después otra a cien metros de la anterior, se ha convertido en "una investigación altamente compleja y en un hecho inédito en el país" de acuerdo a la revelación de altas autoridades de la Dirección de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc) de La Paz, que se hicieron cargo desde las primeras investigaciones, por órdenes del Ministro de Gobierno.
Después de observar imágenes de varias cámaras de seguridad que funcionan en la zona de los hechos, se estableció el movimiento de más de 190 personas que podrían dar algunas pautas sobre el problema. Una buena cantidad de estas fueron identificadas y convocadas a prestar declaraciones en calidad de testigos y facilitar de ese modo el trabajo del personal que colecta indicios de los dos lamentables hechos que dejaron varios muertos y muchos heridos.
Algo que ya está determinado es que en ambos casos se utilizaron explosivos descartándose la explosión de una garrafa, por tanto la similitud de los hechos genera mayor preocupación, pues no se trata de un hecho fortuito, al contrario pueden existir condiciones especiales que motivaron la acción de una o varias personas, que hasta la fecha no han podido ser identificadas.
De acuerdo a los informes policiales se sabe que más de 250 personas, vecinos de domicilios cercanos, familiares de las víctimas y transeúntes entre otros han sido interrogadas sin recabarse mayores elementos que conduzcan a esclarecer los hechos. Tampoco surtió la oferta de una recompensa de 150 mil bolivianos a personas que tengan datos fehacientes sobre los hechos. Hubo muchas llamadas, pero no sirvieron para facilitar identidad de los posibles autores.
Por otra parte, la autoridad de la Fiscalía departamental, mostró preocupación por el estado investigativo que no tiene visos de solución puesto que ninguna de las declaraciones de ciudadanos convocados como testigos ha dado luces para encaminar el trabajo hacia su esclarecimiento. La mayoría de los testigos tienen datos solo en torno a lo observado luego de las explosiones y no hay información especial que pueda identificar a quienes hubieran colocado los explosivos en los dos lugares, que, por su proximidad, pueden ser parte de un mismo hecho, pero sin dejar canales de mayor profundidad y seriedad.
Por datos oficiales se sabe que permanecen en la ciudad personeros de unidades policiales especializadas, pero a un mes de los hechos el caso orureño no tiene nada que conduzca a establecer las causas y la identidad de los responsables, tomando en cuenta que al tratarse del manejo de explosivos en dos sitios cercanos y en dos días próximos, puede atribuirse a gente que conoce el manejo de dinamita, lo que pone muy nerviosos a los investigadores, sabiendo que gente peligrosa está en libertad, aspecto que causa justificados temores cuando la seguridad ciudadana, está prácticamente desguarnecida.
El otro aspecto y en el que deberían adoptarse algunas medidas especiales, tiene que ver con las molestias que sufre la vecindad por la prolongada investigación en un sector de la ciudad, el caso del transporte público que también se altera y que ya debería tener flujo regular. Lo único positivo dentro del complejo e inédito caso, es que la solidaridad no se ha dejado esperar y varios tipos de ayuda se han entregado a familiares de las víctimas, por lo demás el asunto es realmente preocupante.
Fuente: LA PATRIA
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