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Jueves 17 de junio de 2010

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Ecológico Kiswara

En la Guayana Francesa:

Amazonía bajo presión humana y alteración ecológica

17 jun 2010

Fuente: LA PATRIA

Por: Damy Araí Vales Vilamajó (Prensa Latina)

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La Habana, (PL) Guayana, departamento francés de ultramar, está situado al norte de América del Sur entre Brasil y Surinam, países con los cuales comparte los bosques de la amazonía, zona que sufre hoy fuertes alteraciones ecológicas y presiones humanas.

Los bosques del territorio amazónico en general tienen una extensión de más de siete millones de hectáreas y abarcan el 92 por ciento del área, y casi un 90 de los mismos permanecen intactos, convirtiéndolo en una región significativa de biodiversidad, con más de 400 mil especies de flora y fauna.

Sin embargo, aunque especialistas consideran esta área como la mayor probable reserva de selvas prístinas del mundo, algunas actividades humanas degradan gravemente los bosques, acciones que de aumentar, podrían poner en peligro la riqueza ecológica de la región.

La minería resulta en la actualidad la gran amenaza de la amazonía guayanesa.

La destructiva explotación aurífera, practicada desde hace más de un siglo, tiene lugar principalmente en el interior, en los espacios más ricos en biodiversidad y en especies endémicas.

La mano del hombre influye negativamente en esta esfera con el lavado de oro en los cauces de los ríos, así como el uso del mercurio por parte de las grandes empresas mineras, que provocan la contaminación de varios torrentes, entre ellos, el Oyapock, Approuague, Mahury, Sinnamary, Mana y Maroni.

El envenenamiento de estos fluviales provoca trastornos en la salud de la urbe y la desaparición de poblaciones de peces, muy importantes en la economía local.

Por su parte, la cubierta vegetal se ve cada vez mas comprometida debido a que la explotación industrial ha suplantado a la artesanal, aumentando vertiginosamente las superficies afectadas de bosques.

En la franja costera se han destinado 700 mil hectáreas de florestas para el aprovechamiento maderero, el cual no ha tenido un desarrollo tan amplio como en otros países amazónicos, principalmente porque ésta nación, limítrofe al norte y el este con el océano Atlántico, es muy dependiente de su clima ecuatorial lluvioso, cálido y muy húmedo todo el año.

Otro aspecto que contribuye a frenar la explotación maderera es la falta de una red de carreteras transitables, lo cual explica la riqueza en bosques de Guayana Francesa.

El país cuenta con apenas tres carreteras que suman un total de mil 817 kilómetros, de ellos sólo tiene asfaltados 817.

Más larga es la red fluvial, con tres mil 300 kilómetros de vías navegables en piragua, vía de comunicación con el interior de la nación.

Las políticas oficiales también favorecen la preservación de esos ecosistemas al autorizar la exportación solo de un tercio de la producción de madera.

La Amazonía, extensa región natural, fue habitada por el ser humano desde tiempos inmemorables.

Cuando los colonizadores europeos llegaron a América en el siglo XVI, se estima que vivían decenas de millones de indígenas en esta zona.

La ocupación moderna de la Amazonía comenzó alrededor de 1540, pero hasta el final de la segunda guerra mundial, la presencia del hombre en el ambiente amazónico apenas había traído algún cambio en la vegetación natural.

Con el tiempo, las nuevas políticas de los países amazónicos para desarrollar la agricultura y el asentamiento de inmigrantes dieron paso a un nuevo período de desarrollo en estas áreas.

En Guayana en particular, el estado francés ha tenido como política de promoción agrícola el subsidio de actividades de deforestación de pequeñas superficies de bosques para destinarlas a actividades agropecuarias. Cifras de los últimos años muestran áreas deforestadas con un progresivo aumento, principalmente con destino a la cosecha de arroz. Otras producciones son el plátano, maíz, caña de azúcar, piña tropical, mandioca, tabaco, café, boniato y cacao, dedicados casi en su totalidad a la exportación.

La llegada de inmigrantes a la Amazonía a partir de la década de los 80, en busca de establecimientos de haciendas agropecuarias y el proceso de selección de especies comercialmente valiosas, son actividades que aumentaron el ritmo de la deforestación.

Sin embargo, aunque la deforestación se estableció en estas áreas en esa etapa, continúa hoy la presión para continuar con los cambios de uso del suelo, un crecimiento poblacional en los países en desarrollo de la zona amazónica, así como planos para continuar construyendo carreteras que crucen la región.

La falta de agricultura sostenible en estas selvas, también llamadas pluvisilvas por las abundantes precipitaciones que reciben, ha obligado a muchos campesinos a dejar sus actividades y dedicarse a la minería, repercutiendo en la formación de nuevas áreas de desarrollo espontáneo y de deforestación.

Otros efectos significantes son los incendios en la biomasa y las alteraciones en el balance de carbono dentro de la cuenca, resultante de las alteraciones en la productividad neta del ecosistema asociado con el establecimiento de nueva y distinta cobertura de vegetación y seguido de la deforestación.

Estudios revelan que la Amazonía contiene casi la mitad del bosque tropical nativo del globo terráqueo y una gran parte de sabana tropical, de ahí su importancia en el metabolismo del sistema mundial.

La tala selectiva de árboles ha cambiado la estructura y la composición de áreas de esta región tan importante por su biodiversidad, transformaciones que pueden conducir a una pérdida irreversible.

La atmósfera tropical es responsable por el 70 por ciento del potencial de oxidación global y la Amazonía, con su vasta área catalogada como la selva tropical más extensa del mundo, puede tener implicaciones climáticas, ecológicas y ambientales no solo como región sino para el continente y para el planeta Tierra en general.

De ahí que los científicos insten cada día más a ser capaces de entender el funcionamiento del sistema amazónico como una entidad integrada y a trazar políticas de desarrollo regional para evitar la tendencia de explotación forestal, a un uso sostenido de los bosques de la Amazonía, basado en un sólido entendimiento del medio ambiente.

(*) La autora es periodista de Prensa Latina especializada en temas del Caribe.

Fuente: LA PATRIA
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