Parece que aquella tierra linda, la "enamorada del gringo y del gitano", hubiese cometido algún pecado grave o que un ignoto maleficio le traza un camino errático. A casi tres semanas, los verde-olivos vienen blandiendo por los aires un palo de ciego, en tanto que el irrespetuoso cuadro de una pintora recorre el mundo.
Por lo visto, ni los 150 mil de recompensa fueron suficientes; si por lo menos fueran de los verdes: quizás, quizásÂ? Entre tanto, la infructuosa búsqueda sigue. Medio centenar de agentes de lÃnea interrogan a más de doscientos transeúntes de esa hora, y nada. Un halo de misterio envuelve el trágico suceso. Se ha dicho que ninguna hipótesis está descartada. Al final, quien sabe la más probable sea aquella de que las propias vÃctimas decidieron auto eliminarse.
Se dice que las desgracias no vienen solas. Debe de ser cierto. A las bombas y la labor policial se sumó una pintora cuyo pincel es de "dudosa calidadÂ? sin talento ni mucha dedicación, como la de los que se inician en la escuela secundaria", según la opinión de un conocido columnista. Dibujó la figura de una mujer semidesnuda, pretendiendo que fuese la imagen de la Virgen. Dijo que se inspiró en la tragedia de esos dÃas; le dolió que no obstante las muertes, "la gente siguiera bailando y bebiendo".
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