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Domingo 04 de marzo de 2018

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Suplemento Policial

El poder del miedo

04 mar 2018

Por: Mgr. Verónica C. Alfaro Murillo - Perito en Psicología Forense

No existe en el mundo un hombre o mujer que no tenga la capacidad de tener o sentir miedo, ni siquiera las alteraciones neuronales inhiben o lesionan esta capacidad que tiene el ser humano de sentir miedo alguna vez.

El miedo es una poderosa y primitiva emoción humana que nos advierte de la presencia de peligro, es una respuesta fundamental para preservar la integridad física y emocional ante cualquier peligro. Si no sentimos miedo no podemos protegernos de las amenazas reales.

Pero muchas veces tenemos miedo de situaciones que distan mucho de representar un peligro real, podemos observar por ejemplo que los traumas o ciertas malas experiencias pueden provocar en nosotros una respuesta de miedo que es difícil de calmar e incluso de explicar.

El miedo tiene dos respuestas, la fisiológica (Sudoración, aumento de los niveles de adrenalina y un incremento de la frecuencia cardíaca) y emocional que es muy personal e individualizada.

La respuesta fisiológica prepara al cuerpo para entrar en combate o para huir, es automática y es crucial para la supervivencia.

La respuesta emocional de miedo es altamente personalizada y puede ser percibida como positiva (Deportes extremos) o negativa.

Pero ¿qué pasa cuando utilizamos el miedo como forma de ejercer el poder sobre otro?, por ejemplo miedo a la incertidumbre de perder el trabajo, miedo a quedarse sola con los hijos sin tener un sustento o trabajo real, miedo a ir a la escuela con la probabilidad de ser agredido físicamente con un sujeto más grande o fuerte, y muchos más ejemplos de la vida diaria.

Una forma de violencia que se ejerce en diferentes ámbitos o circunstancias es generar miedo, donde puede estar de manera implícita o explícita una amenaza, que va relacionada con algo o alguien que proporciona cierta seguridad.

Es difícil de poder evaluar como psicólogos este tipo de violencia, porque muchas veces va más allá del lenguaje verbal e incide gravemente sobre la persona afectada. A través del miedo, muchas personas dominan a otras sin ocasionarles daño físico alguno.

El provocar miedo, hace que sus víctimas se conviertan en unas marionetas, que digan cosas que en realidad no quieren decir, por ejemplo acusar a otras personas sobre algo o inculparse directamente; pueda cometer algún acto o conducta que no lo haría de manera personal o no se tenía la intención de hacerlo, pudiendo permitir incluso dar la aquiescencia para la comisión de delitos. Es una tortura psicológica que pone a la víctima a merced de su victimario.

A mayor poder, mayor la posibilidad de utilizar el miedo como fuerza. Lo usan desde instituciones políticas, del orden, empresas etc., hasta en el mismo seno familiar.

Soc. Bol. Cs. Forenses

Cel: 79402006

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