Porque te quiero te pego

No creo exagerar, pero hace no más de un par de décadas atrás, madres, padres, amigos y hasta las mismas autoridades policiales, estaban tan extraviados respecto a la violencia intrafamiliar, que llegaban incluso a sugerir a la víctima, que los daños recibidos a manos de su energúmena pareja, su razón habrán tenido. Que la institucionalidad familiar no podía ser quebrada por una simple rencilla o por último que las marcas de dolor y los golpes en el cuerpo, eran la más ferviente muestra que quien los produjo, guardaba con su consorte, un enorme afecto, prueba de ello, la rabia y los celos demostrados en el ataque.

Y aunque los casos de violencia al interior de los hogares da la impresión de haber empeorado, por lo menos la sociedad ya ve con otros ojos y son cada vez más las mujeres conscientes de que quien ama, no hiere y, que no existe nada más estúpido que el amor apache.

Las relaciones basadas en el amor con o sin intenciones de procrear, tienen y deben estar siempre regidas por la comunicación, la comprensión, el respeto y el entendimiento. Se debe saber que no todo es para siempre, que volubles como somos podemos enamorarnos y desamorarnos con la misma velocidad e intensidad y que ello no puede ni debe significar que las cosas vuelvan al redil a través de la agresión y peor que las cosas terminen en el cementerio.

Pero quien al parecer tiene una idea sumamente distorsionada de lo que significa el amor y el enamoramiento es el Sr. vicepresidente del Estado Plurinacional don Álvaro García Linera.

Y no me refiero en lo absoluto a su relación matrimonial, sino a sus declaraciones últimas en las que según entendió, este último 21 de febrero, la gente del gobierno se ha dado cuenta que están perdiendo a las clases medias y por lo tanto han decido salir en su reconquista "enamorándolas".

Después de las manifestaciones de ambos bandos en conflicto del pasado 21 F, varias cosas han quedado en el tintero. Los análisis, muchos escuetos, muchos otros cautos, pero los más, bastante profundos, han mostrado de parte de quienes buscan hacer respetar su decisión, que pese a su aún muy escasa capacidad de movilización, su sentimiento de rabia a quienes están ignorando su decisión, les van a generar muchos más problemas de los que se imaginan.

Caer en el ridículo cálculo de las proporciones, suponiendo (porque no hay otra forma de hacer mediciones a ojo de buen cubero) que los del mas o los del menos han llevado a reunirse en una plaza a 100, 1.000, 10.000 o 1.000.000 de personas es absurdo, sobre todo porque para los unos les es tan fácil como ordenar a que vayan todos los que tienen que ir para acumular gentío. En el otro bando en cambio, con una asistencia absolutamente voluntaria, reunir una buena cantidad de personas, así estas sean ínfimamente menos que sus rivales, es un enorme mérito. Y lo fue tanto que el mismo vicepresidente salió al frente reconociendo que hay un descontento en la sociedad y que ese discurso de enfado debe ser tomado en cuenta, además de tener que salir a "conquistar y enamorar" a esa clase media.

Si con esas declaraciones uno podía pensar que su discurso iba a cambiar, que de sus labios ya no iban a emerger ofensas y que más bien deberíamos esperarlo con un ramo de rosas a modo de ofertas para el beneficio de los protestantes, estaba totalmente equivocado. Aprovechó la primera oportunidad que tuvo y letras de por medio, en una famosa separata política, nuevamente le dio con todo a su bestia negra y le dejó mensajes y adjetivos para que tenga, guarde y ahorre.

Ante un profundo análisis sobre la situación económica del país y el porqué del crecimiento casi desmedido de la economía, con la llegada de 2,2 millones de personas a la clase media, no tuvo medida ni clemencia para enunciar una por una todas las características de odio y racismo que afloran en el grupo que con miedo y pavor ven ocupados su sitial de preferencia por parte de "los nuevos ricos" que les están quitando absolutamente todos sus privilegios que antes eran adjudicados gracias a sus apelliditos bien, sus títulos bien o sus grupos de amigos bien.

Para alguien que conoce algo de la clase media boliviana (decadente o emergente), sabe que no existe nadie en ese estrato social, que crea que su apellido le puede dar algo más que en el mejor de los casos, le deje salir en las fotos de sociales de alguna revista de moda. AGL tiene un desconocimiento radical sobre las relaciones al interior de una sociedad que hace décadas es absolutamente mestiza. Los bolivianos estamos tan mezclados entre nosotros, que solamente deben sentirse de abolengo los que tienen perro con pedigrí. Ya no existen los culitos blancos y si los hay, seguramente corresponden a la clase alta, con la que el gobierno se lleva mejor cada día.

La clase social a la que injuria con vehemencia, hace mucho que muele agua día a día, y la va remando como puede, pero no porque los nuevos le han quitado espacios, sino porque el gobierno se ha encargado en los últimos 12 años de no crear ni una sola fuente de empleo y de cerrar las pocas que habían, o que alguien le cuente la historia de Enatex entre tantas otras.

Continuando con su análisis, deslegitimizó a los movilizados, supeditándolos a ser camuflaje de los partidos tradicionales y que las llamadas plataformas sociales no son otra cosa que una máscara creada por izquierdistas resentidos y ex empleados de Usaid. Lo que no quieren entender don AGL y el MAS o no lo quieren decir, es que la sociedad civil se está movilizando en estas agrupaciones, no porque sean marioneta de los políticos, sino más bien porque no quieren saber nada de ellos, ni de los tradicionales que ya fueron expulsados del afecto del pueblo el 2003 ni de los disque nuevos partidos, que no son capaces de convocar ni a sus familias, de manera que en eso también hierra el analista.

Por último, castiga a movilizaciones como la de los médicos que lograron darle un golpe tremendo al gobierno, pues son una muestra del porqué se trata de una clase decadente, puesto que es gente que antepone sus intereses gremiales por encima del bienestar universal de la sociedad.

Don Álvaro, es hora que se dé cuenta que sus errores no los pueden seguir endosando a otra gente, El Código Penal nació muerto, porque lo hizo gente incapaz, porque lo hizo gente que no tuvo contacto con los afectados o involucrados, y porque buscaron el castigo por encima de la justicia, procurando un instrumento para sea la mejor herramienta para perseguir y sacar del camino a quien estorbe o se vuelva amenaza.

Cuando tuvo el tupé de culpar a la Conalcam por la decisión de ir a un referéndum que lo creían ganado y se les quemó en la puerta del horno, ya deberían haberse dado cuenta que su problema ya no radica en más o menos propaganda, sino que la masa social que representa el punto de inflexión de cualquier elección, piensa con cabeza propia y hace rato que este segmento social, ya no se traga el verso de los últimos 12 años y mucho menos el cuento del imperio o la derecha.

Si como sistema de romance para el enamoramiento de la clase media perdida, ha optado por la violencia verbal o literaria, don AGL debería revisar algún manual de Casanova porque va por el camino errado.

De yapa. Cuando don AGL vaticinaba un empate técnico en los resultados del 21F y que en pocas horas podía haber un vuelco radical en los resultados, era porque contaba con que los votos de los residentes en la Argentina que pensaba llegarían a los 80.000 y podían ser su tabla de salvación. Esa vez no lo fueron y después del revés de esta semana de no dar reciprocidad en la atención médica a los residentes argentinos en Bolivia, es mejor que para las próximas elecciones, definitivamente no cuenten con esos votos para nada.

(*) Paceño, stronguista y liberal