Sábado 03 de marzo de 2018
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Aunque nuestros gatos suelen ser mascotas tranquilas, en algunas ocasiones pueden surgir comportamientos indeseados y agresivos. ?l es un animal que prefiere escapar a enfrentarse a un peligro que le supera, no obstante, sabe defenderse si hace falta.
Un gato no parece ser tan peligroso como un perro agresivo (que podría llegar a matarnos), pero sin embargo es una formidable máquina de hacer daño para su pequeño tamaño, con un buen manojo de cuchillos en cada mano al más puro estilo "Lobezno" y unos dientes como agujas.
Normalmente, los gatos que carecen de una sólida socialización presentan más comportamientos agresivos, sobre todo relacionados con el miedo. Las mascotas bien socializadas, que han sido criadas en un hogar, son más tolerantes para estímulos de todo tipo, e incluso en el caso de los de raza, los criadores seleccionan a los animales con mejor carácter, transmitiendo así genes que evitan agresividad (o al menos deberían hacerlo).
Se podría definir la agresividad como un comportamiento amenazador hacia otro individuo, ya sea humano o felino. Es un comportamiento natural que en libertad sirve para defender territorio y protegerse de los peligros. Las manifestaciones de agresividad pueden ir desde un ligero siseo a un ataque en toda regla.
Es indispensable conocer el lenguaje corporal del gato para detectar problemas de agresividad. Esto permite al dueño entender por qué el gato puede estar reaccionando así, detectar la causa y actuar en consecuencia.
Fuente: todosobremigato.com